Palabras

Tras el rostro de un fracaso que más que desorientado, sabe orientar perfectamente las culpas hacia mi dirección, trato, aunque no con mucho éxito, de encuadernar de alguna manera las notas que acostumbran atravesar mi cabeza como un simple flash…no dejan la oportunidad de captarlas, entran y salen a modo de estrella fugaz dejando de lado la tan buscada oportunidad de captarles. Es realmente curioso ver como las mejores frases nacen de la nada presente en el pensamiento; me enfoco en algo simple pero teniendo en el corazón las razones que siempre han impulsado mis dedos sobre la frialdad de estas teclas, y es entonces, cuando de pronto surge una idea, una de las tantas que se aproximarán en los siguientes minutos…Una de las tantas que, a modo de recidiva, están y se quedan para organizar no a modo de poema, la sensación única de amar, en contra de todo, pero amar con un rostro oscuro en frente, uno tan pálido y tan cubierto como los amaneceres tras la neblina de la mañana…Que, aún, cubriéndose de belleza, ceden, y sólo extienden en el horizonte apartados de blanquecinas nubes que no permiten distraer la conciencia del pensamiento de hermosura.

Yo siento, y amo…y partiendo de ese par de dones, en especial del segundo, desplego en intentos inconformes las diferentes posibilidades de decirle a mi dama en la simplicidad de las palabras, lo que es tan complejo de explicar para el corazón. Yo me despierto en las mañanas tratando de verte, pero mis ventanas son tan opacas como tu mundo para mí…igual, son estas palabras para tus ojos, un sucio, opacidad, porque tu mundo se extiende en ventanas que no miran hacia las mías.

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