Desnuda


Lenguajes hay muchos, pero, ciertamente son muy pocos los comprendidos, y depende no sólo de nuestros oídos entenderlos, leerlos y responderlos.
Allí estabas tú, desnuda, la placidez llenaba con timidez ésa figura casi adormecida por el ambiente nocturno que se recreaba en mi cama. Sutilmente recostada reposando de momentos de gloria compartidos en aquella tarde cálida de enero, sólo las sábanas te sostenían y surgía la idea envidiosa de ser poseedora de tu geografía que se pintaba en relieve sobre tu aposento, pero que se teñía en pasión sobre mi cuerpo.
Aquel día el corazón imploró un poco más de ti, y fue mucho más lo que recibí sin pedirlo...ésas miradas tuyas! El deseo que de ellas provenía, las ansias de conocer tus sentidos, tus latidos y tus caminos, esos caminos hasta entonces prohibidos y oscuros se habían abierto ante mis ojos, mis manos, mi cuerpo, mi ser.
Estar desnuda no es quitar los ropajes que cubren lo que por vista no percibimos...Ése día lo entendí, porque era más la desnudez del alma que la desnudez del cuerpo.
Me llené de tus suspiros y parecía fumarlos al respirarte de cerca, ése rico aroma que aún me llena...y yo sólo me perdía en él...Disfrutaba de ti como tú de mí hacía unos pocos minutos, y después de ellos sólo la vista restaba como fuente de emoción y de sentimiento...
Un suspiro de mi boca pero con tu aire insertado por mis poros se deslizó hacia ti y fue celestial verte regalándome una sonrisa que desgarró el corazón, no por mal, ni siquiera por bien, sino por hermosura. Era una ilusión ante mis ojos, era un juego de la realidad para complacerme, era un destino mal escrito...pero era maravilloso.
Cedías por momentos tus manos y me permitías jugar con ellas al son de palabras dulces o de silencios castos. Yo sólo quería mirarte, sentirte cerca y desnudarme a tu lado perdiendo el sentido real de la vergüenza y el recato.
Abrazar tu cuerpo y sentirte mía a través de él, ser testigo de tu entrega y de cómo correspondías ante mi arte de amar.
A lo lejos pero cerca de ti pensaba fantaseando con amaneceres iguales a una tarde como aquella, amaneceres para rendirme ante ti, para entregarme y para desnudarte.

0 Silencios...: