Decir que te amo

Decir que te amo, es negarle la razón al pensamiento que te recubre, es enceguecer mis sentidos para simplemente percibirte con el corazón sin recurrir a la bastedad de mi humanidad.
Es el desborde de estupidez y de locura más aparente de mi existencia, y pesa incluso por sobre lo que debe ser correcto, no para mí, pero sí para el mundo.
Es un abismo al que me acerco siempre y cada vez que te apareces en mi cabeza con ánimos de pertenecer y permanecer allí por segundos, quizás por horas, y, tal vez, no desaparecer.
Decir que te amo es una posibilidad de engañarme al pensar que ha dejado de ser una obsesión tenerte presente aún en tiempo y espacio.
Es relacionar la esperanza con la completa ridiculez representada por el deseo de que algo imposible suceda. No es más que aspirar a ocupar un espacio en tu cielo y pretender ser la única estrella que te ilumina.
Es entorpecer mi caminar porque parezco tropezar si siento que te tengo cerca aún cuando no es cierto.
Decir que te amo trasciende la capacidad real de un cuerpo de resistir el vacío inmenso creado por la indiferencia de ese cuerpo ausente...Es tratar de continuar en la resistencia frente a un artillero mortal llamado desamor.
Decir que te amo es dejar de vivir por mí misma pasando a vivir por y para tu sonrisa, tu voz, tu mirada, tu piel, tu todo.
Es darle rienda suelta a mi imaginación que me brinda no placer, pero sí la posibilidad de recordar que te tuve y que aspiro tenerte de nuevo cerca queriendo recorrer juntas el lugar tan hermoso al que nos llevaba la pasión.
Es con certeza, definir tu silueta a mi lado, al despertar, antes de dormir y durante mis sueños...Es intentar abrazarla y logarlo por los instantes en los que te tornas real.

Decir que te amo es desgastar los besos en una almohada y desperdiciar los sentimientos más nobles y menos enriquecedores en mis días de rutina; todo por no dejarlos ir, todo por no dejarte ir a ti, a tu recuerdo, a mi esperanza de tenerte.
Es pasar los minutos escuchando el movimiento ensordecedor de las manecillas de un reloj que no cesa, y que me recuerda a cada instante que es un sufrimiento que no calmará nunca el tiempo. Es decir que pasarán miles de momentos y miles de minutos y que no se alcanzará el deseo bien de olvidarte, bien de lograrte.
Decir que te amo, después de todo, es estar aquí, gastando mi vida en escribir a una musa desaparecida, desligada de la libertad y presa de una luz que no quiere apagarse.
Es pertenecer por completo a la nada y a todo al mismo tiempo. Es desvanecer mi existencia, es respirar sin oxígeno, es palpitar sin corazón, es estar sin ser, es ser sin estar.
Decir que te amo ahora y más que nunca es morir, o vivir muriendo lentamente, es persistir y flaquear,…Es perderme por completo en el pensamiento que te evoca.
Decir que te amo es vagar en un mar que ya no logra apaciguar por mucho esa tormenta que por tu indiferencia traerá consigo mi naufragio.
Decir que te amo, es eso, es afirmarlo, es hacerlo real. Es querer entregarlo todo por ti y tener las manos atadas para lograrlo…
Decir que te amo, es eso, no es más, no es menos…Es sentirlo, es no poderlo decir…