Hay una sombra que cubre mi sentir y mi pensar...una sombra que no permite a mis sentidos percibir la realidad de la que tratan de huir, de esconderse. Siento que mi corazón abandona cualquier esperanza de resucitar ante la visión de un cuerpo, pero más que de un cuerpo, de una armonía, de un verso, de una melodía, del mejor de los trazos añadidos suavemente por una mano inspirada al fondo de un telar que antes de tener color se percibe vacío.
Hay una luz que enceguece esa sombra, se le llama pasión, una pasión libre de racionalidad pero enriquecida de hermosos pensamientos que meditan en ellos mismos, que se llenan por sí solos,...una pasión esclavizada a una sonrisa, a una palabra, a un gesto de bondad y de carisma.
Si hay una sombra y una luz, es sencillo definir que ese espacio está cubierto de luz, porque es siempre la luz la que permanece a pesar de la oscuridad...aún en el infinito tamiz de un tizón, siempre estará presente el brillo si es perenne y constante. Por tanto, si la oscuridad te recubre y te aleja de mis emociones y de mi corazón...Bien vendrá la luz para reafirmar que sigues aquí presente y que no habrá modo alguno de retirarte de mis pasiones, de mi alma; no habrá espejismo que rote de lugar o que te dibuje de forma diferente a como te veo ahora.
Así estás, así eres, así te percibo y por eso es que te siento aquí. Me gustas...me gusta tu luz y tu oscuridad, me gusta lo que veo en contra de la corriente. Ay de mí sino puedo liberarme de este sacrilegio contra mi integridad, porque me haces daño, pero hacerme daño es lo que me mantiene viva la calidez de tu recuerdo y por eso lo conservo, lo guardo, y lo dibujo siempre que aparezca cerca a mi corazón.
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