Amiga

Amiga, decirte que la he olvidado se hace cada vez más difícil, sus besos se han adherido de tal forma a mi piel que no me creo capaz de arrancarlos y temo que los veo al observar el espejo que me recuerda en las mañanas que mi compañía no es otra que la misma soledad. Al verme allí, de pie siento caer sobre mi propia presencia, de rodillas pasan mi corazón y mi cabeza la rutina de los minutos y de los segundos esperando que llegue una única mano a levantarlos de la frialdad del suelo que subsiste sólo porque a él pertenezco.
Qué es esta sensación que camina entre celos y sueños que ya no me pertenecen, no entiendo las razones que me siguen atando a ella y estoy cansada de dirigirme hacia blancos que ahora son inexistentes…Su sonrisa me persigue en las noches y sólo puedo tenerla en mí como mi hermosa niña, ésa que no desaparece aún habiéndose marchado infinitos amaneceres atrás. En los sueños todo se pinta de colores nuevos a su lado, el mundo es por completo diferente gracias a sus palabras y a su tierna mirada, que me cobija y me da un calor suave y contable; sus manos sobre mí y sus caricias que pasan a ser devastadoras formas de acentuar su deseo…momentos que fueron y que se quedaron.
Amiga, maldigo el momento en que pude tenerla y huí por el absurdo temor de estar a su lado para sufrir; porqué renunciamos a la felicidad cuando nos tropezamos con una minúscula piedra en nuestros zapatos, porqué como estúpidos judíos regateamos pequeñeces, aún cuando lo mayor lo tenemos.
Lo que no daría por ver en este reflejo su hermoso rostro sonriente mientras sus brazos me cubren en ternura y amor…Ceder a un beso de sus labios, tan deliciosos y llamativos, su atracción, ésa a la que tanto temía…ahora la deseo, como siempre e incluso más. Estando sola o contigo me transporto a mis momentos con ella pero no son suficientes para llenar los vacíos que ha dejado en mí formando un cedazo de cada tejido.
Si supiera donde está tomaría miles de rocas y tocaría con ellas a su ventana, no para molestarla sino para verla, enojada, molesta, iracunda, no importa realmente, mientras pueda regocijar mis ojos que la reflejen solo a ella por unos cuando segundos y guardar así, no un recuerdo más, sino una mirada más, un dibujo más de ella.
Es un espejo demasiado opaco para dejar ver todo lo que me permito siempre…Y sabes? La amo, las palabras ajenas que la recuerdan y que me llenan de celos y por momentos de odio se transforman despacio en una sensación de tranquilidad al saber que está bien.
Una vez que amas es hermoso todo lo que se desenvuelve de ese sentimiento, es duro olvidar, es doloroso recordar, pero aprendes a sentirte bien con las migajas que deja el saber. Dicen que cuando alguien te dice que te ama debes creerle, siempre creí en sus palabras y en cada una de sus promesas…No sé porqué me aferro a la belleza de mi pasado y a sus delicias prohibidas; pero mira, cargo su cadena, una estrella como ella lo es, quizás pesa un poco portarla por lo que significa, pero es mi amor, es mi gran amor, no logro renunciar a ella.

Amiga, no la puedo olvidar, he renunciado a ella, pero no la puedo olvidar; y la amo, y le pertenezco. Sé que es imposible, sé que es utopía. Ahora cierro mis ojos y comienzan los recuerdos a fluir como ríos de agua, es una alegría prohibida y tonta, es lo que me queda.
Sueño con abrir mi puerta y verla allí aguardando por un saludo, eso es todo. Sueño con verla de nuevo…Sé que ella no siente mi dolor y que no le interesa saber lo que me persigue. Aún así, sueño con ella amiga, y no puedo dejar de hacerlo. Siento que nací por y para ella, debo decir que deseo que esto desaparezca, pero en el fondo, si logras leer mis lágrimas y mis palabras, sabrás que anhelo tenerla. Aún me pierdo en ella y eso es lo que me impide encontrarme a mí misma.

0 Silencios...: