Perdida

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Me levanto cada día y me hallo sentada en mis miedos más profundos tras verme en el interior de un vacío que me llena de cortinas de neblina la visón y que me hace ciega al momento de encontrarte conmigo. El terror transita rápidamente por mis venas incapacitando mi corazón a latir con facilidad; respirar duele porque el aire envuelve cenizas en lugar de aromas, todo es una penumbra que carcome con lentitud mi corazón y mi vida.
Entonces me arriesgo a poner mis pies en un suelo que no distingo de lo demás, todo está cubierto de la misma nada, y con el propósito encomiable de encontrar tus pasos extendidos sobre la tierra, comienzo a correr, huyo de mi vida, de mis recuerdos, de mis tristezas, huyo de las posibilidades y de las prohibiciones del destino, huyo del pensamiento de estar sola, huyo de la miseria tras las palabras, huyo, corro, pero no sé hacia donde me dirijo; mis pies se mueven en un infinito perenne que se cubre de recuerdos roídos por el tiempo y caídos en el piso de un olvido que no ha llegado, quizás porque me rehúso a olvidar, quizás porque no puedo hacerlo, quizás porque no me quiero permitir llegar a dejar mi vida sin ti.
Paso a paso recorro una historia que más que cuentos narra una dicha que aprendió a adherirse a mi piel y que ha desgastado su valor hasta convertirse en penas que cuelgan como cadenas que me impiden correr aún más rápido. No veo nada, no siento nada, y se hace más complicado seguir en pie…se desgarran mis pies, se quedan atrás, se niegan a seguir sin mérito alguno y se plantan en una fotografía tuya, me amarro a ellos, y me tiento a caer sobre mis rodillas para detener el dolor de seguir hacia la nada, hacia un horizonte que no figuro con mis ojos, y fijo mi mirada en ti.
Dentro de todo esto, dentro de este mapa que redunda en negros, es tu sonrisa un alivio único que cobija mi ser y que acaricia suavemente mis disturbios hasta cederles la calma. Pero entonces desapareces, y todo se reduce a un espacio en el que no hay direcciones o nortes; las agujas del reloj son dagas directas que comienzan a clavarse en mí y perecen en sus horribles filos mis memorias más hermosas; no puedo evitar los lamentos que surgen desde mi interior, las lágrimas son como un mar infinito, los gritos no cesan y la desesperación es indescriptible…Dónde estás mi niña?
Me hallo flotando a metros de un suelo invisible con miles de espinas atravesando mi cordura, con lágrimas en mis mejillas y mi rostro clavado en una imagen, tú.
Cuando por fin caigo, arrastro mi humanidad a través de vidrios rotos que reclaman pedazos de mi ser para hacerlos culpables del castigo al que me someto. Y entonces me detengo, mi mente se posiciona en el blanco de lo que fue una vez, tiendo mi cuerpo en tierra, y caigo, no puedo más, todas estas emociones se cargan en mí y me impiden continuar…Cierro mis ojos, y en la cobertura negra que hallo en ellos, encuentro una luz.
Qué hermosa es! Tibia, y acogedora.
Regreso a mi realidad y descubro que presente hay un resplandor, el mismo que unos segundos antes sentiría. Dirijo mi vista hacia arriba y soy testigo de un maravilloso espectáculo de estrellas, aquellas que alguna vez me rodearan y fueran menos que yo, aquellas en las que residí y sobre las que volé con unas alas que parecían ser irrompibles; tiempos en los que el norte poseía nombre propio y las sonrisas eran las validaciones de cada minuto.
Tendida en el suelo descubro que estoy en el lugar incorrecto, y que aquel paraíso es mi hogar y es a donde yo pertenezco, las lágrimas no cesan, no se detienen y el llanto se hace incontenible…Cómo pude caer? Cómo pude perderme?
Mi mapa, mi centro, mi brújula y mi tesoro eras tú, y sin ti no soy nadie, sin ti sólo permanezco en manos de la palabra que es lo que me amarra a tu existencia. Me ahogo entre un agua inexistente, y verte allí, donde se supone debería estar yo, me hunde más y más.

Mis manos no te alcanzan, mis pies no pueden correr más detrás del viento, y no sé hacia donde ir, no sé a dónde debo llegar, y sólo lloro, lloro en la oscuridad, lloro en el vacío, lloro en el tiempo, lloro por el filo de estas palabras que se adentran en mi alma y corazón…
Mis dedos ya no saben qué más escribir, mi corazón ya no sabe qué más expresar…
Me quedo sin aire, me quedo sin vida y te sigo perdiendo, y te sigo amando…
Estoy perdida en ti…

Estoy perdida sin ti.

Without you, I don’t know how to live, & I don’t know where to go

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