Deseo

acostada1

Cuando las luces desaparezcan de mis ojos y la oscuridad llene al mundo, dejando de pie sólo la fantasiosa existencia de los sueños prescritos por Morfeo, buscaré escabullirme en puntas de deseo hasta tu puerta. Pretenderé que nada existe, nada además de ti y de tu fortaleza humana, nada además de las súplicas de los sabores añorados, nada excepto la tranquilidad, nada excepto tú.
Me desvaneceré en la brisa suave de la noche hasta pertenecer únicamente al calor que resguarda tu cama, en la que reposaré mi cuerpo y mi sentir. Presta a perderme en la intensidad de tu ser, presta a dejar de ser yo misma para derramar bendiciones pasionales a tus pies. Rendirme ante la gentileza de tus manos y saborear tu abdomen como si a través de él brotara el alimento único de resurrección. Tus labios, tu aroma, todo lo que de ti recuerdo y vivo, sentirlo en una única noche de plenitud y éxtasis. No hay suciedad, no hay mancha, es un simple ejercicio del amor y la indescriptible necesidad de hacerle figuras con la piel en la piel. Desnudar el cuerpo para sentir el alma, despertar del sueño para acallar la palabra.
Un momento, timidez al borde del entendimiento, sueños de revolución y huída de esbozos; la caricatura de tu vientre, la caricia de los minutos, el beso del instante; el derroche del tiempo en lo que sería inversión, lingotes de abrazos y monedas por besos, un llanto merecedor de abrazos por la victoria a través de tu entrepierna.
La noche en un amparo de desvalijadas estrellas que pierden su brillo ante tu presencia, cálida, dulce y acallada por los momentos de infinita plenitud.
Un espacio para dos donde sólo dos son permitidas, un espacio para uno donde uno es el resultado. Entrégame tu elíxir labio a labio y regálame vida con tu aliento; besa mis ganas y resfría mis nervios, que en ti mi coraza se degrade a través de tus dedos como granos de arena, que sólo quede el sudor resbalando,  ardiéndose en cada centímetro de camino; que se pierda el concepto y aparezca el significado…Que me quede tu abrazo de esta noche, que me abrigue de las dudas y del tiempo, que no permanezca nada además de lo simple de amarte. Desnudez aguda, sintonía perfecta.
Y verte desnuda, caída, tendida, rendida…Ante mí y ante el amor, ante la pertenencia y la dependencia; contemplarte, utilizarte como droga para perderme de esta realidad…

Al amanecer, que se callen las aves, los mares y las palabras ajenas, resuene así tu respirar y tu existencia que menos mal le hace al mundo del que me hace tu penosa ausencia.

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