En prisión

20071003021353-que-sentido-queda Volví a sucumbir ante tu recuerdo, pero esta vez el corazón no encuentra el coraje suficiente y necesario como para tomar el control de este timón, que más que perder el compás de navegación, ha perdido los vientos, las brisas que dirigían apaciblemente al gran acorazado hacia las llanuras que, desnudas al sol, deslumbran en el horizonte.
Esta vez, la prisión se ha cerrado por completo y no hay aquí alimento alguno que me permita sobrevivir, o al menos una pequeña luz que me haga creer en algo residente mucho más allá de la esperanza.
Teniendo mi mundo a oscuras, sólo queda un sitio seguro, o al menos busco convencerme de eso, un sitio que se construye al cerrar mis ojos. Como temo, tanto a la soledad como a la oscuridad, los rincones me abastecen de una falsa comodidad y de una seguridad en la que no logro confiar; pero, hay menos frío, y aquí, hay más contacto, no con lo que quiero, pero sí con las mismas barreras que, irónicamente, yo destiné y ayudé a construirse. En éste a´ángulo solitario y silencioso reposo sentada y recojo hacia mí las piernas con la idea de que al abrazarlas me aferro a algo bueno; y, mientras me sonrío con un marcado sarcasmo, escapo de aquí y me adentro en el cálido y apacible lugar en el que la realidad se reduce, se quema.
Sé que allá afuera el mundo no cambia, quizás podría destruirse en un solo intento del reloj por detenerse, es posible; sé que ni las sombras existen ahora porque hasta ellas necesitan de la luz que yo también busco, para apreciar su ínfima vida, no muy diferente de la mía. Sé que nadie conseguirá mi rescate…Y más aún, dudo que alguien acuda a mi salvación, quizás por eso me encerré, quizás por eso no pido ayuda, quizás por eso estoy sola, quizás por eso más que el encierro físico, busco esa prisión que hay tras cerrar mis ojos, sólo para encontrarte allí.

Sucumbí y siento que no puedo levantarme esta vez, mi alma ha salido en tu búsqueda quizás eternamente porque aún no regresa, puede ser que no lo haga porque teme a lo que pueda suceder si regresa con las manos vacías…Así que me ha abandonado, y, curiosamente me ha dejado desnuda y al amparo sólo de mis brazos en la odisea de retener el recuerdo del calor de tu pecho y tu vientre adornando mi helada coraza.
Y, yo, te amo, amo tu recuerdo y amo la sensación de adorarte y extrañarte, y rindo homenaje al temor de estar sola y aún más, al temor inacabado y creciente de estar sin ti.
Me recorre un escalofrío al recordar lo vacía que es esta habitación, me recojo aún más y envaino cualquier defensa ante los pensamientos que surgen de repente, tiemblan mi boca y mi garganta, y con la duda en la existencia que me pertenece, abro mis ojos, sólo para ver que la soledad en la que me fundo sigue siendo infinita, y, no importa a qué otros universos o dimensiones intente yo escapar, tú no estás, y no estarás. Rompo en llanto, y siento perder ahora mi patética vida, que, sin ti, se ha convertido en una prisión…La del amor, la de uno imposible, un imposible deseado…Prisión de ti.

Eres hermosa en luz y oscuridad…Pero sólo mía bajo el rizo nocturno, tras las rejas de tu cárcel, y de ella, no quiero y no puedo salir.

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