…Y…Tu voz

piso Como una cajita de sorpresas de esas que no traen nada en su interior, aquellas que sólo como detalle cuentan y que cumplen con sólo dar un mensaje sin regalar nada más…Así me llegó tu voz en la mañana de hoy. No existió la expectativa, mas no puedo negar la existencia del deseo de una ocurrencia similar; no negaré tampoco que anhelaba escucharte mucho tiempo atrás, y sería estúpido, además, no decir que planeaba llamar, aunque para mí la tarea de planear resbala como goticas de agua sobre un metal caliente y se deshace en segundos por la sola idea de una negativa que me robe un poco de tu amabilidad al punto quizás, de emprender una de nuestras tantas discusiones, de las que ya no bebo agua para abastecer la rabia…De ellas mejor me escondo, y quizás por ello, mejor no llamo.
Pero ahí estaba yo, de pie, atónita, en una sola pieza y sin la capacidad de modular una sola frase; me pareció increíble…Tenía esa voz al otro lado de la línea y mi corazón no entendía razones o congruencias al respecto, él simplemente se exaltó, vibró, corrió, pero no logró esconderse, el dolor apareció, pero hoy, no me importó…, yo simplemente escuchaba.
Una primera palabra, y con ella se desencadenó esa bonita sensación en la boca de mi estómago, que no por nada, yacía dormida desde mucho tiempo atrás.
Una segunda palabra, y con ella cada nervio paralizado por completo, caracterizando perfectamente una estatua…
Una conversación, y el deseo desesperado de nunca detenerla.

Mi rostro hoy se vistió diferente, y no necesitaba nada más que el tiempo que tu voz se estacionó en mis oídos…No necesitaba oír nada, sólo una melodía, aquella básica que recuerdo aún cuando trato de convencerme de que la olvido para no culparme por no escucharla. Sólo escuchar tu respiración, sólo saber que estás viva…y el regalo de una risa…detalles que llegaron a través de una simple línea telefónica, de la nada, sin pedirlo, sin premeditarlo…Pero deseándolo con cada celulita de mi corazón.

En el vacío, en la miseria…en una rutina, y de repente…Tu voz. La misma de siempre, pero con cierto color de tristeza. La misma de siempre, cómo no reconocerla, cómo no perderme en el momento de escucharla si es la forma más hermosa de perderme del mundo por un instante, instante definido por tu presencia, que, aunque vaga, igual de poderosa que siempre.
Una llamada que no debe significar nada, lo sé…Pero la simplicidad de su significado rebota en mis oídos para sobrecargarla en importancia, porque aún careciendo de sentido, recarga mi vida, me regala alegría, y aunque momentáneamente, logro escapar de la ilusión para transformarla en realidad.

Una voz, tu voz…Hoy fue diferente, hoy supe de ti, hoy fui simplemente feliz.
Y ahora, igual que en la mañana…una sonrisa, que aunque desaparezca en la mañana, existió!
Qué éxtasis!, qué dicha!…Y…Qué voz!!!!!!!!

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