Mis promesas

2898_1070456682484_1258113068_30192528_659568_n Era una promesa eterna esa de amarte tanto...Y era aún más promesa aquella de amarte aún más, rasgando los límites de lo imposible, quizás de lo innecesario y también de lo suficiente. Pero llegar a lo suficiente no bastaría, no importando si con ello alcanzara tu corazón, porque dejar de lado la oportunidad de multiplicarte dentro de mí sería malgastar el tiempo y el espacio vacío que sería yo sin ti. Sería un “para siempre”, o al menos debía serlo...Mis pies adheridos a la constante necesidad de ti, mientras que con mis manos me ataría a tu cintura para no perderte en el recorrido, que siendo oscuro o iluminado siempre se presentaría como una cumbre, una empinada, una quizás imposible, pero quizás para el mundo...Para nosotras no...

Y así, cinco años después, perdura en mí la más grande promesa hecha para ti y ante ti, no importando el tiempo, no importando la distancia o tu absurda lejanía, mis deseos y mis fuerzas permanecen reservados para ti princesa, para tu vida, tu existencia, tu presencia, y quizás tu ausencia. Te amo más de lo que debería, pero no tanto como para decir que te amo lo necesario, y mucho menos para adjetivarlo como suficiente, porque mi amor por ti es infinito, tanto o más como mis promesas guardadas, tanto o más que el universo...Tanto o más que mis propias incapacidades de llegar a ti, de alcanzarte y de amarte como quisiera, como es debido...Según mis palabras, según mis promesas.

Que se funda el tiempo como el hierro en el fuego, que la distancia desaparezca porque bajo el mismo cielo y la misma luna nos encontramos, que tambalee la humanidad...Que desaparezca la vida...Pero, que se me permita ser testigo de tu mirada en el principio y en el final, en el transcurso y la trayectoria...Que mi razón se llene de razones y mi corazón las traduzca en motivos, uno más para amarte y uno menos para olvidarte.

Mis promesas, tanto como mis manos y más que mis pies, me atan a ti, a la plenitud alcanzada entre tus besos y a la gloria visitada en tu cintura. Son palabras de las no fugaces, de las no deshechas por el viento, de las inacabadas, de las eternas...Son palabras destinadas al amor y provenientes de él mismo...Son y no son palabras, porque no se dicen sino que como hechos se reflejan y como hechos se demuestran.

Amor, ésa es mi más grande promesa...Amor. Del puro y duradero, el que entrega y no espera recibir, el que busca no necesariamente para encontrar, el que se pierde dentro de ti, el que te alcanza aún no teniéndote cerca, el que aumenta, el que perdura...El que llora y ríe si tu rostro se entristece o se alegra...El que vive muriendo, el que en cenizas prevalece y casi desfallece...El que está por ti y para ti, el que está sin ti. Un amor de los grandes, destinado para una mujer grande...Un amor que sólo sabe amar...Un amor que sin ti no muere, pero que tampoco vivir puede.

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