Hay días de días

sueno_perdido

Hay días de rabia, rabia de magnitudes oscuras que opacan la franqueza de una buena condición. Flaquean las ganas y triunfa la ira en vez de la razón. Me encolerizo con las ansias y me lleno de avaricia, un deseo profundo de ocupar lugares menos meditabundos que la ola profunda y casi inmunda de tantos sinsabores salados nacientes de la marea de tus recuerdos, de tus memorias y de mi flaqueza ante ellas. Es una rabia de las subconscientes, de las no crecientes y mucho menos nacientes, es una con la que me despierto y simplemente me acuesto, es una que refleja las incapacidades, los temores, los suicidios cometidos por las ilusiones y el homicidio a las esperanzas. Es un sentimiento fugaz, uno fortuito, uno tan extranjero como la palabra que lo cosecha; es una rabia, una de las tantas, una de las muchas, una de las profundas pero también de las absurdas. La rabia de no estar, de no pertenecer…De no ser por ti, de que no estés por mí. La rabia al pasado, la rabia al futuro, la rabia al presente por quitar de mis manos la posibilidad de tu arrullo.

Hay días de tristeza, tristeza acaudalada y acumulada; tristeza dirigida hacia los bordes más altos de la canalización, derrocadora de piedras, infiltrante de arenas…Evocadora de pasadizos, grutas y pantanos venenosos para el alma y para la pasión. Engendros de malicia carcomiendo el corazón, impías furias sedientas de dolor…Atemorizadas huyen la conciencia y la razón. Pedazo a pedazo caen, enamorándose entre sí, los placeres perdidos en el ayer conjugados con las raíces podridas de un día como hoy, lleno de abatimiento e incendiado de dolor…Quemándose con el fuego y ardiendo como el alcohol. Una a una las tempestades caen generando el rubor de la pérdida matutina y taciturna de una voluntad más y de un éxito menos…La voluntad de seguir y el éxito de volar lejos. Lejos de la penumbra, lejos de la agonía, lejos de la malcriada y estúpida simpatía que cree poder nacer de un falso intento de sonreírle al rostro desesperado de un suspiro ajeno queriendo ser del amado.

Así que hay días de agonía, de penumbra no encendida, de desechos caídos y de intentos perdidos…Hay días dolorosos sufriendo por la pena, penando por la sombra que aún ahora es ajena. Son días de abasto, días de comida para las tropas asesinas del marcado orgullo de mi dignidad caída. Caigo en el pasto, suspiro un aliento, me lleno de ganas y suelto el esfuerzo; no quiero moverme, siquiera lo intento, me pesa el aire, y duele este escarmiento.
Es un castigo este de amarte sin encontrarte, dando vueltas infinitas en la ruleta de tu estandarte, me tiemblan las manos, se estremece mi pecho, y entre lo uno y lo otro me siento cayendo. Derrotas de vida, victorias de hambrientos, hambriento el vacío que se grabó en mi pecho, buscando en el tuyo para mi corazón un lecho, que yace inútil perdido en el tiempo sorteando la mugre cual ceniza en el viento.

Hay días de días, días eternos, días en días y como en un día, infierno.
Días de amarte sin remedio simple o al menos complejo, días de no llorarte sino de perderme en el silencio. Te evoco despierta, te extraño dormida, y entre culpa y culpa, la culpa es mía.
Los pies se tambalean, el corazón zig-zagea...La mente pierde, la razón no existe...Y sigues tú, y no estoy yo…

Hay días de días, días de miedo, días de frío y de hielo, días que penan, días que enferman, días sin ti…Días sin ella.


Son días de días, días como hoy, en los que te extraño…Días en los que como siempre, yo aún te amo…

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