Tengo frío

654654 El cielo llora cuando tiene frío; porqué no lo haría entonces yo, si mi corazón se congela en las noches que meditando meditando me encuentro con la soledad cara a cara, frente a frente y rodeando mis costillas.
Hay una diferencia radical entre su abrazo y el tuyo, y es que con el tuyo era factible respirar algo más que aire y no menos que ternura. Mientras que ahora siento retorcerse entre mis espaldas y mi abdomen ése parásito impío de la suciedad que recojo de tus pasos huidizos.
No obstante, es posible recordar la finura de la seda que te recubre, la majestuosa habilidad de permanecer tibia aún en los momentos de brisas y hielo, instantes en los que (no por menos) se congelaba el aire, el tiempo, y aquellos tímidos pero acogedores espacios en los que me encontraba contigo. Supongo que del frío es admirable ese entumecimiento hermoso al tiempo, más aún, con la sonrisa de tus labios iluminando mi ceguera y alimentando mi saciedad. Supongo, entonces, que amo el frío porque de ti amo el calor y el gentil aliento tibio que de tus pulmones emanaba para hacerme recuperar el vilo y no menos que el frío que se levantaba con los días y se enmudecía en las noches…

De noche, cuando las luces no dejan más que los remanentes de luna, me deslizo entre paredes y baldosas buscando un poco más de esos fulgores escurridizos para dejar de verlos a través de persianas sucias y abrirles el telón oscuro del cielo al que pertenecen. Me acuesto en la oscuridad y en el escalofriante rojo escarlata de los pasillos para darle rienda suelta a ese desboque imaginario que despierta por ti después de la media noche. Y es ahí donde comienzas tú con tu acto, entre escena y escena a ojos cerrados, proviniendo de mi pasado para darle un poco de facilidad a mis noches.
A veces lloro, me falta orgullo para decir que no…Lloro por la necesidad –Ahora inherente- de encontrarte entre nubes y estrellas, o al menos, dejando de idealizarte, justo aquí, a mi lado.
Ahora las tempestades son superiores y me aqueja un dolor en el pecho que al extenderse me deja fría por completo. No por salud, no por bienestar o por ser negligente a un espasmo de enfermedad, me duele el pecho porque de él está ausente la razón; no razón de lógica o entendimiento, sino razón de dejar de sentir entumecimiento.
Antes sabía que mi nombre salía de tu boca y que tu corazón lanzaba suspiros hacia el mío y era por eso posible considerarme afortunadamente tibia y confortablemente amada y perseguida por un amor de hierro y amabilidad. Ahora es más el infortunio y el desespero de mi alma por encontrarte en noches que no revelan más que tinieblas y una helada sombra que recubre más de lo que por mí misma podría ser.

Tengo frío, me tiemblan las manos los pies y el corazón; me tiembla la lengua y la voz.
Tengo frío porque apenas si puedo recordar la textura delicada de tu piel recibiendo una caricia sutil de mis dedos, mis labios o mi piel.
Apenas si recuerdo tu nombre o incluso el mío, estoy perdida entre continentes intentando buscar un poco de ti dentro de lo mucho que sé…Y me basta sólo imaginarte para romperme por dentro en pedazos y lanzar un grito infernal al cielo porque no me castiga como quisiera realmente.
Qué tanto sería morir, si para mí la vida se resume en fríos deshielos día tras día, un continuo sinsentido de existencias vanas que llegan y se van sin dejar más que “nada”, sabiendo que tú lo diste todo…Y yo por darlo todo, a vacío reduje mi ser…

Tengo frío porque no existo, quizás porque estoy muerta o desvaneciéndome en ella (la muerte), mientras que desvaneciéndose en mí están el humo y el licor, pero no este amor mi niña; no este amor, que es un amor derivado de lo alto y lo profundo, de lo llano y lo meditabundo…Un amor de amores, señor en contra de restricciones…

Tengo frío aquí adentro donde, por contradicción, algo mucho más grande se quema…
Tengo frío, tengo amor, bastante tengo de éste…Pero si acaso podría tenerte a ti…

Regreso a mi habitación a cederle un pensamiento a tu gentil descansar…
Regreso a mi habitación a querer, por fin, tu cuerpo abrazar…

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