De petición a ruego

 alice-dana3 ¿Recuerdas cuando no se trataba de rogar sino de pedir? Cuando, no importando los días que transcurrieran, siempre había una razón para llamar, aparecer, escribir, o simplemente, seguir amando?
A veces no me basta con escribir, una parte de mí se rehúsa a conformarse son el sustituto más inadecuado de tu voz; porque, después de todo, no sé nada de ti, no sé cómo estás, dónde estás…Y de día en día, paso del pedir al rogar.
Amarte tanto esparce venenos en el aire, inyecta alcohol en mis venas y llena de espinas los pasillos. Amarte tanto es, no por poco, un infierno; y debería ser el paraíso en el que me estacioné cuando te conocí. Las noches no traen consigo las respuestas a mis preguntas, pero tampoco quisiera que me las diera a conocer; me vale más la cobardía, pues soy tan pusilánime como lo sería nuestro amor años atrás, cuando de la nada sacó las razones para dejar de existir; cuando de la nada simplemente se perdió en un vacío tan inmenso como el frío de infierno.
Y, ¿Quién dijo que el infierno quema?
Yo, en mi desdicha, en mi desgracia, en mi pobreza de espíritu y libertad he estado allí. Entro y salgo constantemente, pero una vez adentro, te acompaña ese frío que nace de tus llagas y se extiende a tu alma. Un frío que te hace implorar, rogar, sufrir, penar…Y volverte el protagonista de la tragedia de amor más simple de todas: Morir por no tenerlo.

Las palabras ahogan tanto que no sé qué escribir, probablemente ya todo está dicho, probablemente no existan palabras para ti, probablemente jamás seas testigo de todo esto; pero, no importa. Importa lo que pienso mientras lo escribo, lo que siento mientras miro al cielo, lo que me llena mientras dure un cigarro, lo que medito mientras camino, lo que enloquece mientras no duermo; importa lo que me grita el alma y el cuerpo, lo que sin decir escucho como si lo pintara en el aire que suspiro a suspiro me roba pensarte.
Importa lo que llevo adentro. Hoy no hay motivos para rogarte, no hay motivos para llamarte, han desaparecido por completo en esa niebla que desde tus ojos hasta los míos se dibuja. Tan espesa como tu indiferencia, pero aún tan blanca como mi esperanza. Así que hablemos de esperanza, hablemos de fortaleza, hablemos de ti y de mí, hablemos de una súplica…Una que existiría si tú existieras para mí:

Ambas hemos estado solas, tal vez sintiendo frío aún en la ausencia del viento contra nuestras ventanas. Ahora me está llenando el miedo, un miedo único e insuperable. Un miedo que sé que te llenó a ti una vez, cuando yo lo ignoraba para no caer en ser débil…Pero es que débil soy desde que te vi, y aún más, soy inútil sin ti.
He sido una tonta de muchas maneras, y todo comenzó con una separación tan absurda que sólo sería más absurdo el dejarte de amar precisamente ahora que más necesito de tu aliento, justo ahora que más quiero ser testigo de tu sueño y tu más hermosa realidad, justo ahora que le pertenezco por completo al deseo condescendiente de tu ser.
Pero, cambiaría mi vida, lo dejaría todo…Si tú, sólo si tú quisieras intentar amarme de nuevo.
Así que por favor, dame una oportunidad, una de escribirte de nuevo canciones, poesías, prosas o versos, una para hacerte posible de nuevo. Una para redimir todas aquellas cosas que hice, para levantar esa línea del tiempo y hacerla añicos, no con dolor sino con este amor recogido en rinconcitos, en espacios rotos, en lagunas profundas y pantanos ponzoñosos. Pues a ti te di mi corazón, te pertenece y te pertenecerá si tan solo me dejaras empezar desde ese siempre enclaustrado en el jamás de tu partida.
Si nos dejaras empezar…Si me dejaras amar…
No soy santa, sólo soy yo, aquí, escribiendo, un alguien más, un simple “ego”…Soy sólo una mujer que ha amado tanto como para morir por ello, tanto como para vivir de ello. Una mujer que logró tener la divinidad completa del cielo y la Tierra en sus manos. Yo te viví, en sueño y en realidad, en plenitud y en desdicha, en lo que amo y en lo que odio…Y porque te viví es que te pido de regreso.

Ahora, como siempre, estoy en mi día pidiendo constantemente ese perdón que jamás me ha llegado por la culpa que sostengo. Una pregunta continuamente denegada, una palabra jamás ofrecida, un perdón hecho trizas día tras día. Por favor, olvídalo, por favor regresa, por favor perdona, por favor…por favor, quédate conmigo.
Si sólo pudieras, por favor, dame otra oportunidad de escribirte, de tenerte, de darte mi amor, de estar contigo…
Si sólo pudieras, por favor…Déjame empezar de nuevo…
Mi niña, eres todo lo que tengo. No me dejes aquí así de nuevo… Te daría todo mi corazón, mi alma, mi vida y mi muerte (Sí, mi muerte), si sólo pudieras, si tan sólo quisieras…
Si le permitieras a mi corazón amarte de nuevo…

Por favor dame otra oportunidad de hacer de tu vida una canción…
De darte todo cuanto soy.
Y te daré mi corazón…
Si sólo quisieras empezar de nuevo…

0 Silencios...: