Que no me odie…

mariposa_mano
Si fuera el odio el que llenara su corazón, que se desprendan de mí las ansias de verle de nuevo y cada gota de esperanza que caiga de mis ojos; porque no por odio le amé y no por odio le llamé propia, sino por deseo y necesidad: Deseo de cuerpo, alma, espíritu y corazón, necesidad de los mismos, sólo que con una llama interna nacientes por cada uno de ellos, y así, como el fuego, pendiente de una forma de avivarle con un poco más de rocío, uno húmedo pero no tanto como para apagarlo, sino para alimentarlo.

Del odio no quisiera vivir, mas podría morir en su mano si así quisiera el destino y sus lanzas, porque antes que lastimar la ternura de mis manos, preferiría morir asumiendo el más precioso de los sacrificios, aquel en el que la vida se reduce, no por demostrar, sino por entregarse.
Que me plazca, pues, el calvario de amarle aún estando en la calma más devastadora de todas, perdiéndome entre las cenizas del fuego apagado, y llevando su nombre como acorazado protector. Que sea mi memoria el estándar de mi llanto final, y que en el momento de cederme al viento, lleve su recuerdo en mis ojos, divisando así no sólo su figura, sino sintiendo en mi cuello su aliento y en mi boca su sabor. Podré tenderme en la inmensidad del infinito si bajo su nombre cavo mi final y si en mi final pronunciase ella mi nombre.
Su sonrisa se dibujará y en la esquina de la ruta de sus labios yaceré para conmoverme con sus tristezas y extasiarme con sus alegrías.

Pero que sin odio me recuerde, porque el monólogo sería diferente y dejaría de ser sustancial para convertirse en mera metáfora. El suicidio de las palabras antes que la muerte natural del corazón. Y en ésa oscuridad, letras deslizándose por acantilados de impías rocas, muerte voluntaria de ellas porque no podían existir de forma constante siendo fieles al sentimiento de apartarse de la ingratitud hacia los pensamientos.
Preferiría estúpidamente que el corazón falleciera de un dolor de aquellos que sucumbe ante lo triste para hacerse nostalgia…
Preferiría que el corazón llorara y se ahogara si fuera entre memorias felices de su ayer.

Pero que me limpie ella de su odio si es que lo posee; que se olvide de lo inhumano si su castigo se rige por las impiadosas sendas de la indiferencia. Porque le quiero, y queriéndole pertenezco y sino no existo, puesto que existo por ella y su nombre, por su nombre y su existencia.

Pero que sin odio me recuerde…porque si por odio muriese yo, la vida sería en vano, las palabras viento y mi amor ufano.

Que no me odie,
porque le amo…

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