Tengo una soledad que no acompaña,...está aquí, sentada a mi lado. Su rostro es parecido al mío, pero se ve tan marchita, tan apagada, tan acabada, tan...muerta.
Se ha acostumbrada a apuntar su fusil directo a mi pecho,...las balas se le resbalan casi como arena, casi como agua, casi como cada minuto en el que no -me- siento, su puntería es la ideal para herir, y los efectos no demoran mucho en surgir.
Se ha vuelto un castigo esto de extrañar,...esto de doler, o de no perdonar. Es un delirio caótico que no termina...y el vuelo narcótico de las preguntas que no demoran, de las respuestas que no llegan, de la penumbra que se incorpora, y de este maldito amo, que me ignora.
Estoy sola,...como cada tarde de agosto que surge del tiempo,...sola, como las letras que ya no entran en mis aposentos,...sola y prisionera de cada recuerdo, tan nítido, tan póstumo, tan...herido, triste y vagabundo...Sola.
Ella me mira, pero ya no ríe...es como ver la muerte prematura frente a mis ojos, es como quemarse en un eterno incendio, sin salida, sin morir, sólo ahí, viendo cómo se consume todo...sin que nada acabe.

0 Silencios...: