28 de agosto, la justificación.

4 días me pidió,...en el momento, mi cabeza no configuraba ningún tipo de espectáculo conocido o inventado...simplemente esperaba,...o bueno, desesperaba. Los días se volvieron una tortura, una hora tras otra me encontraba revisando todavía su ausencia,...ausencia que me pisaba los talones, que me perseguía como sombra, que me carcomía el alma, que me rasgaba los ojos,...que me hacía llorar.
4 días de largo insomnio, de ser esclava de la rutina de ese nuevo "sin ella"...y de esa tan reciente "sin idea"...se tejía bajo mis pies un destino que no sabría explicar de dónde habría llegado,...y que sin lugar a dudas, aún hoy, no sé a dónde me lleve.
Fue tan satisfactorio volver a saber de ella, como es satisfactorio sufrir de una pesadilla nocturna. Ella nunca volvió, nunca apareció, nunca habló, no me buscó, no,...no,...no...Ella, tan fría como la madrugada, simplemente escribió. Mencionó algunas cosas sobre el perdón de mis errores, sobre el perdón de los suyos, sobre perdonar en el tiempo...Su dedo se levantó en mi dirección y apuntó hacia mis faltas,...bajo una lupa me ubicó, y escudriñó en el tiempo...dos años desfilaron ante mis ojos, y mi razón aún incrédula,...dos años, y mi alma estupefacta. En una sola pieza me dejó con cuatro renglones...Dos años, en cuatro renglones.
13 días atrás, estaba saltando cual suicida de una atalaya tan alta como mis ilusiones con ella, levantándome en medio del riesgo, pensando que ella todo lo valía...pero, ¿acaso lo valía?
Ni una palabra que me sacara las dudas, una tras otra me inundaron la piel como una cobija de alfileres...patíbulo...allí estaba yo, con la soga al cuello...en un maldito patíbulo.
Mis errores,...uno tras otro comenzaron a acudir a mí como una avalancha, como una llamarada que me provocaba llagas, úlceras,...dolor, eso,...el más agudo de todos los dolores...y yo ciega...tan ciega.
La realidad era otra...escondía tras mis fallas algo más oscuro que el ópalo nocturno...algo más frío que su silencio crecía a mis espaldas,...algo más tenebroso que cualquiera de mis miedos. Había algo más,...algo escondido en su mutismo, en su inmisericordia...en la ausencia de unos ojos que me miraran de frente...había algo más...pero esa, ésa es otra historia.
3 años han transcurrido desde que leí su mensaje,...dicen que el tiempo es el curandero esencial de quien ama,...pero, si lo das todo, al final no te quedas con nada,...y yo, ciegamente, me desprendí de mi cielo y de mi infierno...y ambos todavía rondan su alma, y no han regresado a mí...dudo que lo hagan...pues todo lo he perdido en ella que me lo dio todo, y que, sin dudarlo, se desprendió de mí...tan fácil, tan sencillo...tan...todo.
Hoy, se recrea en mi mente ese día, sinónimo de mi muerte...porque no era falso mi decir sencillo de que mi vida no sería nada sin ella cerca. Hoy, sé que ella no piensa en mí, pues ha decidido pensar en antónimos de su propia remota existencia, y allí no estoy, no tengo un puesto, allí donde ella habita, yo no respiro, no vivo, no estoy, o, simplemente, no soy.
Hoy la pienso,...la recuerdo y aún la vivo, como la persona que me partió el alma, el espíritu, la esencia, la vida...como la razón de mi infructuosa existencia, y de mi más grande fracaso.
En su voz, se repiten en mi cabeza esas palabras "Si no vuelvo contigo, eso se convertirá en mi más grande fracaso". Pues bien...hemos fracasado, y nuestro amor no es más que una hoja otoñal cayendo lentamente sobre mi hombro,...y no es leve, pues hunde lentamente mis pies en el más frío asfalto, en la más nimia existencia.
28 de agosto...dijo que lo recordaría siempre,...pero los "siempres" son fácilmente mutaciones de un "nunca".

Nunca deja de doler, esto de darle a alguien lo mejor de mí -todo- y verle elegir a alguien más.

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