Pequeña,
No hay un solo día en el que no piense en ti. Decoras mi memoria, mis recuerdos y mi sola existencia a través de -quién lo creería- cada mínima cosa.
Siento que enloquezco. Por momentos, mi cordura se aleja por completo de mí, y no encuentro de dónde asirme a fin de seguir perteneciendo a mi propia humanidad. El deseo de morir me persigue los talones, y corroe cada paso que doy,...de modo que cuando miro hacia atrás, no hay un camino por el que ya mis pes hubiesen caminado...
Hállome en el límite de mis palabras y silencios,...Todo cuanto quisiera decir o gritar se queda atorado en el resquicio entre la lengua y los dientes...da la vuelta, y vuelve a inundarme,...me ahoga, no me deja respirar, no me deja florecer o fluir...es como si mi esencia muriera y resucitara cada nuevo día...Como si mi alma padeciera el castigo que pagó Prometeo por su amor al hombre. Ahora soy yo, encadenada y solitaria, voluble e impotente, viendo cómo se desgarra mi interior, a manos de todo cuanto anhelo y no puedo tener. Son mis sueños, cuervos que corrompen mi ser...y sano, y sufro,...sano, y sufro.
Te extraño,...no sé por qué aún me siento a conversar contigo...te cuento mil historias que sé que realmente no escuchas, a veces reniego, te regaño, o me imagino escenarios en los que pudiera finalmente hablarte de tantas cosas que nunca te dije,...y de estas tantas nuevas que no conoces, porque no te interesan,...así como yo misma no represento interés alguno para tu consciencia.
Te quiero, no he dejado de hacerlo...mi alma persigue la imagen rota y podrida que tengo de ti...y reclama la que conocí y degusté. Me pregunto, ¿por qué cambiaste tanto? Amaba tu esencia, la niña frágil y sensible que me enseñó tanto de sí y de mí misma...pero sé que no existe,...quien eras no es más que un reflejo que aún no escapa de mis pupilas y que me rehúso a soltar.
Te me olvidas por partes,...y no quiero...cada día que pasa se pierde en el tiempo y en la distancia algo de lo mucho que compartimos o vivimos. Cuando te fuiste realmente deshiciste nuestro lazo, y verlo romperse ha sido una tortura que se repite entre el alba y el crepúsculo.
No diré que te amo...porque no es así. Amo la persona que eras, y ciertamente aún la amo, en mi cabeza, en mi alma...pues allí todavía reside incorrupta para mí...eterna.
Pero a ti...al monstruo que codificaste en tu existir, no puedo más que odiarlo, y es un odio que se multiplica y calcina todo, partícula por partícula y, que no puedo evitar que se multiplique y me llene,...como solías llenarme tú, cuando me hablabas de un amor que ahora entiendo, jamás existió...porque no fuiste quien vi...porque a quien vi, jamás existió.
Sigue juzgando mis actos en pro de inactivar el poder de los tuyos...así funciona esto desde hace 3 años...y mientras a ti te recorren entre sábanas y almohadas...a mí no dejará de recorrerme la misma casi idolatrada soledad,...lo único de mí que quedó, después de haberlo perdido todo...
...por ti...

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