Recuerdo que solía dormir de la única forma en la que no podía abrazarla...debía bastarme que en el vacío del sueño mis pupilas y las de ellas se encontraran...debía bastarme con saber que al despertar ella sería lo primero que encontrase mi vista...Su boca, su olor, su cabello, esos giros atiborrados y revueltos que se desprendían de su cabeza...y que siempre hablaban de lo tranquilo o lo difícil de su día...
Dormía tranquila...su respiración era pausada, tibia...movimientos lentos acompañaban sus posiciones...y en algún momento...despertaba por unos cuantos segundos, para sonreír, para dar un beso...o tres...nariz, boca, mentón...boca, nariz...y de nuevo hacia abajo. Amaba ver sus ojos, dormida o despierta...se escondían un poco...pero sobresalía la luz de ellos, un buen haz de la más clara luz emergía de ellos...y cuando los abría...tibio y cómodo café miel...pestañas saludando al Sol...y cómo me miraba...cómo solía mirarme...y sacarme el alma de adentro con una tímida sonrisa...esa de despertar...esa de ver-me...
No necesitaba abrazarla de noche para gastarme en amor por ella...sólo necesitaba saber que ahí estaba...y que en algún momento en la inconsciencia, mi mano buscaría la suya,...o quizás viceversa...y nos encontraríamos en la misma, exacta condición..."morir-vivir por ella"

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