Día del escritor

Llegó a mí embebida en letras,...buscando un retoño propio entre palabras que le llovían. Cuán hermosas palabras, y ella buscándome a mí...cuán hermosa ella...y aún, buscándome.
Cada verso nos acercó, cada lágrima que derramé en mis libros,...un micrófono y unas cuantas miradas,...y su presencia en aquella banca, no de parque, no de plaza...sentada, y yo perdida...mi mundo y mis cosas, mis cosas y mi vida, mi vida y su ausencia que se haría sentir, vivir,...doler.
Era escritora, así como es ella ahora. Ella danza entre letras que no buscan reconocer-se...y yo entre ilusiones inventadas que no alcanzan.
Tocar, morder, herir, sanar, jugar,...nada alcanza. Como arena, se desliza cada palabra entre mis dedos,...es inservible el momento frente a una ausencia que no inspira, sino que mata. Ha muerto mi musa,...así como he muerto yo, mis tantas vidas, mis tantos poemas...
Hoy no hay en mí mucho qué celebrar...escritora de desamores era...y finalmente soy yo ese poema...ese triste, ese de mierda, ese a medias, ese cualquiera.
Cualquier palabra que haya escrito del dolor y su condena, es ahora mi maldita pena. Delirio de muerte, hazaña de vida,...ella es la gran musa y la letra prohibida.

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