Pieles

La agónica violencia con que penetraba su carne le invadía la mente, coloreándola con los calores poco ortodoxos desprendidos de la barrera misma del decoro.
Tal satisfacción le mordió el horizonte y la ató a las pupilas de quien le diluía el corazón en su carne, su saliva,...su pubis.
El éxtasis precedió a la sonrisa jardinera de inocente erotismo,...perderse en el tiempo le había significado una muerte placentera en vilo de sus sentidos y aun a costa de ellos. La sed, precio final de la cabalgata de cuerpos, y, en respuesta brotaba el delirio salado de sus poros, enfundándola en una fresca capa de mar que se ajustaba a sus centímetros, a sus dolores olvidados,...a ese nuevo cáncer penetrando en su piel.

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