Ella entró,...y viéndome recostada en la cama de un Hospital, nombrando tristezas,...preguntó si acaso mi mente me decía que mi alma no era relevante para ella,...dos meses después, salía con la ilusión a bordo de mis manos, mis ojos y mi esencia...ella entonces me decía que si acaso yo era importante, no lo era tanto como para amarme.
Mismas personas, diferente hospital, y dos rincones,...uno sembrado de rosas, girasoles y lirios,...y el otro tan enmohecido roto y oscuro como la paz que nunca llegó con ella, porque ella nunca volvió.

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