Compañera mía, mendiga, niña monstruo!, qué poco te importan estas desdichadas y estas artimañas y mis apuros. Únete a nosotros con tu voz imposible, ¡tu voz!, único adulador de esta vil desesperanza.A. Rimbaud.
Publicado por
Alejandra
en
12:07:00 p. m.
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