Recuerdos

 
Anoche me tendí boca-arriba en mi cama con el pensamiento en todo lo que sé y alcanzo a recordar de ti, el mundo pareció desvanecerse ante mí y sólo permanecí allí buscando pequeños tumultos de memorias; de fondo, decidí comprometer mi estabilidad con la música que te trae para estar conmigo, canciones que nos representaron por algún tiempo y que lo quiera o no, aún te claman. Recordé la época en la que era casi un chiste dedicar una canción, no te tomabas en serio la labor, pero la melodía perdura aún con ese detalle ocasionando nostalgia y la tan temida tristeza que me llena cuando te recuerdo. Lloré como un niño al que se le arrebata su juguete o su dulce favorito, abracé la almohada queriendo aferrarme a un a ilusión que con el tiempo parece aumentar su transparencia. Cerré mis ojos para verte mejor y era como tenerte ahí conmigo buscando la forma de darte un beso pero no habían sensaciones de realidad en alguno de los intentos, te me perdías y quería gritar…En momentos así es tanto lo que te siento que quiero emprender una carrera detrás de mis memorias para no perderte de vista, te veo reír, y me encanta, pero todo está incompleto aquí sin tu voz, sin tu energía, sin tu presencia.
Miraba las estrellas que tienen ese brillito una vez que se apagan las luces, y recordé el día en el que a oscuras nos dispusimos a una tarea con el amor hasta que llegara el corte preciso de esa escena…Era cierto, veíamos las estrellas, hasta allí me subías y allí me dejabas hasta que te tenía de nuevo entre mis brazos, abrazando tu cintura y diciendo a viva voz y con el alma en las palabras “te amo”.
No entiendo como pude perderte de una forma tan inesperada y no sé porqué tengo que pagar con creces errores que sé que no cometí, fallas, muchas; pero sé que te di mi vida y de ella lo que más importaba, porque te volviste en la razón para continuar. Ahora escribo queriendo decirte todo esto con una sonrisa en mi rostro, queriendo desaparecer el dolor que siento al saber cada día, cada mañana que no puedo hablar contigo, cada noche que no puedo resguardarme en ti del frío…Y es que en tu compañía no había posibilidad alguna de sufrir de eso; recuerdo que “era la vida que nos merecíamos”, en esa frase me concentro día y noche para no congelar mis sueños, y en tu rostro, humedecido por el sudor, reflejo mi vista para embadurnarme del placer que me regalabas no sólo físico sino emocional, al saber que estabas conmigo y que sólo a mí me pertenecías.

Así paso mi soledad de tu ausencia, así es como aprendo a disfrutar de tu compañía a lo lejos de su realidad, escuchando tu voz en las trastiendas de mi pasado, dibujando tu rostro en lo poco que hay en mi presente y guardándome mis sueños para un futuro que no me espera.
Anoche me tendí en mi cama, sintiendo tus manos, respirando tu aroma, escuchando tu voz, viendo tus ojos, saboreando tus labios, anoche recordé, reafirmé y supe que nunca he dejado de estar segura de lo mucho que te extraño…Y porque te extraño lloro, y lloro porque te amo.