Inquisición…

Me estoy rompiendo la cabeza tratando de encontrar una salida que me lleve cerca a ti mientras que busco una que me lleve a lo contrario…Y al tiempo, siento que me estoy rompiendo el corazón que no sé en qué punto de tu estancia en mi vida se rearmó, en qué punto pude recoger mis piezas del suelo, en qué punto fue posible regresar a un intento de felicidad…En qué punto después de haber sobrepasado esos imposibles fue que regresé a la desolación que me está ahogando ahora.
Yo misma me hallo contrariando mis opciones…Yo misma he perdido el beneficio de mi propia duda…Y en cuanto a ti, no puedo confiar en mis decisiones, en mis certezas o en mi bienestar…Lo que quiero, lo que necesito y lo mejor…Para qué pensar en lo que quiero si no puedo tenerlo –O mejor, tenerte –Para qué pensar en lo que necesito, si de necesitar me es urgente tener lo que quiero y regreso al querer…Para qué pensar en lo mejor, si siempre lo mejor es lo que más cerca de la dicha te lleva; ese estacionamiento que de estar lejos sería imposible, pero de estar cerca no sería tal el desafío por intentar llegar a él.
¿Quién fuera?…Te dije, y me persigue la idea de ser mucho más de lo que quiero, porque querer descubrirte libre justo ahora me daría alas. Quizás alas para caer, quizás alas para volar…Pero alas al final…Y las alas nos llevan a descubrirnos a nosotros mismos a través de ojos ajenos, o de ver un nuevo final a través de ellos, aún cuando se vislumbre a partir de ilusas fantasías…Quién fuera para tenerte cerca…?…
¿Cómo sería pensarte cerca?  Quisiera tener la fuerza y los argumentos para responder esa pregunta, quisiera en parte volar para alcanzarte, en parte aterrizar para atraparte…En parte estar estática ante ti y estar así, sin miedo y sin nada que decir. Pensar que nunca estarías lo suficientemente cerca porque existiría un poco más por necesitar de ti cada día…La ilusión de un suspiro propio y robado…Dejarme llevar…Desvanecerme…
¿Cómo sería pensarte lejos? No me alcanzarían los silencios para decir menos que simplemente decir “no quiero”. No importan las palabras, no importan los hechos, importa que no te quiero lejos, importa que no quiero olvidar, importa que no quiero pertenecerle a un arrepentimiento que me haga remota a tu cuerpo y a tu voz…La memoria imprime en blanco y negro; los grises se pierden por el camino…los matices se olvidan…Pero es tangente cada pequeño detalle de mis memorias de ti, y no quisiera olvidar, porque me resignaría a perder, a no escucharte, a no verte…Simplemente no me gustaría resignarme a un “no”.
Odio extrañar, odio recordar, odio el dolor profundo naciente de la soledad, soledad no de sola, sino de presencias ausentes, de vacíos que han sido llenados para ser vacíos inminentemente…Odio sentir, porque quizás sentir es el lazo más fuerte hacia el dolor, hacia la decepción, hacia la tristeza y la desolación. Odio pensar, porque me lleva a pertenecerle a las ideas de la razón o de la nula existencia de ella…Me lleva a la locura, me lleva a querer huir, a querer desaparecer…

Quiero olvidar muchas cosas, quiero detener el pensarte, pero no quiero tener que olvidarte, no a ti, no ahora…No cuando me estremece la necesidad de encontrarte…Pero le temo a la posibilidad de estar y de no estar cerca…
No quiero ser oráculo, no quiero adivinar, contigo quise cerrar mis ojos y saltar…Saltar a ese abismo indefinido e interminable al que no nos preparan…Salto, pero cómo caigo, cuándo caigo…Estoy en un infinito vacío de probabilidades, sin quererte cerca, sin quererte lejos…
La distancia funciona como una solución, o es acaso una soga que nos tiramos al cuello para en parte morir…En parte olvidar…Y finalmente, cuando el nudo cede, ha muerto el momento, pero la marca queda…No quiero ser víctima ni victimaria, no quiero encontrarme a mí misma extrañándote o queriéndote de más…

Cierro los ojos, y te juro que no los quiero abrir, porque no sé quién eres…Pero lo poco que podría ver si los abro…Temo que me pueda enamorar…

0 Silencios...: