Sin saber nada de su vida, de sus muertes, de su vaivén y su sentir, sin conocerla,...sin re-conocerla,...sin encontrarla en los pasos que persigo,...sin tener la visión de quién la tiene, quién la sigue,...quién la ama...siento celos.
Me enoja el mundo, sus noches y el repetitivo día que cerca, no la tengo,...y de lejos, no la percibo. Es perseguir un fantasma, una sombra, un espectro que se aleja,...se aleja como si mi respiración lo espantara. Pero soy yo la que teme, la que tiembla, la que rompe su cabeza contra las paredes que rodean su utopía, mi utopía...nuestra utopía. La triste y solitaria posibilidad de alcanzarla es un haz de luz que apenas si veo, un sonido que casi no escucho, una gigantesca muralla que no puedo ya subir.
Extraño sus ojos tanto como podría extrañar las noches de descanso,...extraño su voz tanto como podría extrañar el aire, el agua,...o mi propia mortalidad.
Nada de mí la toca, o la roza,...soy el intento desafortunado de un amanecer,...un conato de ocaso,...
Lo simple se ha ido de mí, se fue con ella. Ahora todo es una formulación caótica,...deseos imposibles, y otra ella con ella...Otra ella mirándola,...Otra ella amándola...Y yo...yo soy otra sin ella, sin verla, amándola,...
A solas...

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