Hay un vacío,...uno que me mira a los ojos,...que me reconoce, me amenaza, me ausenta. Párpados cerrados que evitan una muerte, otra muerte, y otra más,...inmundicia que recorre las venas y quema el intersticio entre el cuerpo y el alma. La piel se quema en invisible llaga que redunda en los poros,...uno a uno caen los átomos de vida, goteando negros de lo que fue un día un gran azul. Constante lejanía que absorta permanece, mirando al punto fijo, a la raíz, al espacio, a todo lo que redunda en ella,...ojos, sonrisa, boca, manos, piel,...y los dedos que ya no encuentro,...y, las mieles que no bebo.
El vacío llama, embebe, grita, ahoga y enmudece...todo en silencio, todo calla, todo es nada,...nada es todo,...y en la baraja final se teje el destino de quien recuerda -frágilmente- para no entorpecer, para no dañar,...porque un paso en falso es romper el hilo, dañar la imagen, quebrar el sonido,...un paso en falso sería olvidar...

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