Corazón de Luna

manos Ahora la Luna tiene un corazón…de mi pecho escapó en búsqueda de poesía, de la transparente, de la tibia, de aquella que entre secretos se divierte, de la pura y susurrante en silencio, de la simple y sublime…
Escapó cuando en lo invisible se firmó lo impecable de las auroras, cuando el atardecer se destiñó de colores para alabar la luz…Cuando la luz fue tan vacía que quiso rendirse para hacer un negro, para crear un opaco, para dejar la ausencia a manos de la nada, para descubrirse nula…Escapó.
Y ahora la Luna tiene un corazón, el mío, el que yace enmudecido pronunciando palabras de ternura tan silenciosas como el viento…el que se estremece en la línea de blancos que de sí mismo destella para pintar de colores el firmamento…el que palpita en la suavidad de la noche para enternecer a las alondras y retrasar los días…
Y es ahora cristalino, tanto como el agua, tanto como la vida, tanto como la Luna, y en ella se pierde porque le pertenece, tanto a ella como a mí misma, tanto a mí misma como a mi sed, y de mi sed es mi agua la tenencia de los ojos a los que me dirijo si me permito reclamarle mi corazón al cielo, a ese cielo en el que navego…Pero soy ciega porque veo sólo lo que ellos me ocultan y, entonces, vuelo en el intento desenfrenado de amar la locura innata que en el amor cabalga…Y me declaro en brazos de la demencia...ésa misma entre la conciencia y la falta de ella...
No son míos entonces mis ojos, mi razón, ni mi corazón, los primeros efímeros, la segunda un pérfido descontento, y el tercero dueño de mi más grande devoción…Devoción que me ata a la necesidad del tibio amanecer envuelto entre palabras y abrazos; de la fría noche que desvela mi ansiedad de cariño…
Devoción de ti, partidaria de mis sueños, dueña de mi cielo y de mi cielo navegante, veleta de mi Luna y, por mi Luna, corazón palpitante.
Devoción de ti, dulce niña, amiga de mi alma, mensajera de mi risa; de ti, dueña del minuto pasado y del siguiente segundo, reserva precisada de mis momentos en vela, artista cantora y dibujante de mis paisajes, creadora de ilusiones y, de ilusiones, amante de la realidad.
Ahora la luna tiene un corazón, el mío, éste mismo tuyo que se ata a ti con estrellas para no perder el rastro de tus suspiros, éste mismo que es locura y frenesí…éste alimentándose de ambrosía derivada de tus labios…éste que en lo oscuro se tiñó de luz, de tu luz…Luz de Luna…éste que derramó negros en el cielo para alumbrarse, para alumbrarme, para perseguirte y anidarse a ti…A ti, sonrisa estacionada en mis recovecos, temblor entre mis labios y ansiedad de mis dedos...A ti, brillante secreto escrito en los rayitos de luna, estrella taciturna, vida dichosa de mi propia vida…
Este corazón, el mío, el tuyo…que se redimió en lo oscuro para distinguir que sólo en el inhóspito rincón de lo sombrío reside la virtud de un milagro…Milagro es verte, milagro tenerte…milagro sentirte a ti…
La Luna tiene mi corazón, porque en ella te sigo como propia, como mía, y tú lo tienes porque en ella vives, presente, y aún ausente...mía...

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