Y yo digo que es invierno porque no estás…no porque el frío me queme los huesos, no porque la lluvia me inunde los poros, no porque el cielo me mire escondido…Es invierno porque no estás. Y no porque no estés le llueve al mundo, me llueve a mí,…por dentro y por fuera, entre cenizas, nieve y sal,…entre escalofrío y llanto, entre temblor y necesidad…Y parece a veces que no llueve porque la multitud brilla entre luces de Sol…Es mi alma la que se ahoga entonces, en medio del deshielo de tus ojos, en las risas que se esconden en tus palabras, en los silencios insoportables de tu boca…en el beso robado a la indiferencia…en el beso robado a la soledad.
Y es invierno adentro,…donde se congelan las ansias y la melancolía se engulle la esperanza, ese puntico tímido de fidelidad al corazón que conmemora la existencia del alma…Donde la nostalgia es el aullido vespertino y mis mejillas carreteras de sal, caminos antiguos…Recovecos rescatados.
Y hace frío, aquí, justo aquí…aquí donde duele, aquí donde tiemblo…Donde eres tan invisible y tan irreal que apenas logro creerte.
Y yo digo que es invierno porque no estás…Pero soy yo, sólo yo, y mi reflejo absurdo entre pensamientos de cristal…Y llueve en mí, sigues lloviendo en mí…
Soledad es frío,
frío de estar sola,
sola de estar sin ti.
Encuéntrame donde termina la lluvia y ya no existe el Sol…En la cara oculta de la Luna…En la ironía tonta de estar sin vos!
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