El contrato

fghgjhgf Que conste en mi sangre, y de mi sangre a mi corazón, que las bellezas que descubrió mi pasión en tus piernas y entre ellas son ajenas a mi pasado y hasta mi futuro esperarán para embarcar el olvido de tu boca, de tu piel, de tu carne y de tu ser.
Que conste en mis manos el temblor de tu caricia y el miedo profundo más que de tocarte, de no tenerte, porque por no tenerte es que no te toco y por no tocarte es que la inquietud no calma las egoístas llagas del amor enclaustrado entre nudillos cerrados.
Que conste en mis ojos que por verte a ti no he visto, o queriendo, no he podido ver ningún otro rostro sin que me recuerde el tuyo, empapado de sonrisas o embadurnado de ternura.
Que conste en mi lengua la palabra no pronunciada en tu presencia y los gritos silenciados por tu ausencia…Que se derritan entre saliva los infinitos azúcares que de tus labios emanaban hasta saciarme de la dulzura que por ser efímera es que permanece.
Que conste en mi frío aquel calor taciturno de tu siempre anhelada presencia, aquella imaginada y recreada entre sábanas y almohadas, aquella que de silueta en silueta se mezclaba con mis ganas para convertirse en mis mantas…Tus manos invisibles esparciendo olores entre celosías de cristales marrones, oscuros como tus ojos, pero tan claros y transparentes como el amor en ellos.
Que conste en mis mejillas que este dolor por ser efímero no se ha olvidado…Y por no olvidarse es que no es efímero…Es un amor de aquellos que duelen entre sangre y lágrimas, de aquellos que escriben con agujas sobre el corazón…Un corazón que no destila vino rojo sino amor escarlata, tanto como esta angustia, tanto como este dolor.
Que conste en mis palabras que no escondo más de lo que podría decir en verso o de verso en verso, en poema…Pues eres tú mi ilusión y por serlo eres mi metáfora, y por metáfora te entiendo hermosa y por hermosa casi que imposible…

Constará en mi contrato que te amaré de día y de noche, en lluvia y en sol…En vida y en muerte; y serán mis versos tal como has sido tú, implacable en mi vida, poesía prohibida…Aquella encantadora ironía a la que habría de entregarme. Un contrato de sangre y de sal. De sangre para morir por ti, de sal para no olvidar que lo he hecho…Y de éter, uno que consuma mis suspiros y los guarde eternamente en aquella bodega que guarda para ti lo mejor de mí…Y lo que para mí ha sido lo mejor.

Este contrato…
Un contrato a muerte que sólo supo regalar vida

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