Quiero desaparecer

20071003021353-que-sentido-queda Pasa el tiempo y mi vida se sigue resumiendo en ti, como si fueras tú la respuesta a cada uno de mis llamados, aún sabiendo que de tus llamados no quedan más que las  ganas hipócritas de asesinar tu recuerdo o quizás de incluirte a ti en el homicidio de mis ganas de acabar conmigo misma.
Y resulta que pasa el tiempo y soy yo la que se ha quedado sola, en una estática, tan mortal como tus palabras, que me sostiene la cabeza mientras la dirige precisamente hacia atrás, a las ironías inacabadas de pensarte como única y como última…La primera y la de siempre en mi vida.

Me ahogan las ganas de reventar en llanto, y lo oculto no sé de quién, porque estoy sola, porque me he abandonado a mí misma, porque he perdido la brújula principal de todo, aquella que me aferraba a la razón de mi existencia; y estoy cayendo, en lo profundo de todo lo existente y a la vez de todo lo imposible; dejando mi vida rodar como una noria, en busca quizás de un giro inesperado que traiga un algo o un alguien…A ti o a nadie…Y estoy cansada de esperar una suerte tan fortuita como aquella que me regaló tu sonrisa por primera vez.

Me falta valentía para acabar con todo esto, pero no me sobra el deseo de reprimir mi respiración al mínimo…A un tope en el que me pierda de mí misma y de este mundo…Al tope de morir.
Es aquí, justo en el momento en el que los pies rayan el abismo, cuando mis ojos reparan este entorno…Y no hay nadie…Al menos nadie que sostenga, al menos nadie que retenga, al menos alguien que tome mi mano para simular un “algo” diferente al vacío injustificado que cada día crece en mi interior, en mi exterior y en su conjugado…


¿Cómo puedo tener tantos agujeros en el lugar en el que creo y siento que ya no tengo nada?
¿Cómo es posible sangrar si la bilis es él remanente de las iras de quienes no ven más allá en mí?
¿Cómo puedo yo gritar de una forma tan desgarradora para que alguien me escuche?

¿Cómo es que puedo seguir muriendo una y otra vez constantemente sin desaparecer?
Estoy cansada de morir por pedazos, no hay muerte más dolorosa y larga que ésta, en la que te ves caer por partes sin poderte recoger…Sin poder ver en ti mismo los agujeros que ocasiona las bombas que comprometen tu interior…Cansada de morir y dejar rastros de mi ser que son pisoteados, cansada de no ser completa, cansada de pertenecerle a todos y a nadie…Cansada de naufragar en el desierto del silencio y la indiferencia.

Cansada de existir.

Sigues siendo respuesta a las preguntas y a los silencios, causa de sonrisas comprometidas con los recuerdos, y de las lágrimas que les proceden…Eres todo cuanto eres…Sólo que no eres mía…Soy todo lo que era, al menos en ti, porque en mí he aprendido a no ser nada…

La vida era fácil…Y tú estabas…Y era fácil y estabas…
…Era, estabas…

A la muerte

1178152060_f Te saludo a ti, parca, dueña de esa hoz que amenaza mi garganta tanto como el nudo se apodera de su soberanía ante la voluntad de aquella a quien le obedeces.
Te sientas a mi lado como si me conocieras, y no estarías tan equivocada si no quisiera conocerte…Porque no eres más que el resultado poco sutil de la pobreza de alma y de espíritu, de valentía y coraje.
Te sientas aquí porque sabes que no me rehúso a tu presencia; te sientas y permaneces porque no serás fugitiva nunca, mientras que tu contrato así lo establezca…Me tienes el cuello contra la pared, me tienes el alma contra la debilidad que actúa a modo de espada y de yunque.
Torturas mis inacabadas ganas de tocarte mortalmente…Y te ríes, te sonríes con esa mueca que detesto, te sonríes porque es irónico que no destruyas a quien a gritos te clama.
Me dejas con el morboso deseo de dejarte allí sentada para esperar que tu filo se resbale sin cuidado alguno por mis venas para deshacerme de este vacío, de esta sangre, de esta vida.

Desde este banco que apenas soporta tanta carga disimulada en un minúsculo cuerpo, alcanzo a respirar el olor del éter, ése con el que te perfumas y envenenas el aire, ése con el que me atraes a ti sin permitir que lo beba, o me embriague con sus efectos letales…Déjame desfallecer en ti, intérname en ese abrazo de muerte que tanto anhelo; intenta degollar este amor primero y déjame un último minuto de paz en esta vana existencia, que existencia sería si no le perteneciera a la muerte –a ti- que llegaste cuando ella partió…Cuando ella me partió y partió mi corazón. Cuando perdí de vista mis pedazos, cuando perdí de vista mi vida…Cuando pasé a ser hija de tu vientre y de tus huesos.
Estrújame contra el pecho vacío que te caracteriza, así, fuerte, para ver si pierdo mi corazón en esa potencia de tus lánguidas manos destripando ilusiones y el prepago de este amor que no recibe recompensas dentro del juego que quiebra y revienta en gotas de silencio…

Bebe de mí vida, que yo con gusto beberé de ti muerte, sin juzgar, sin prevenir…Sólo haciéndome parte de mi dolor mientras que tú lo desapareces, así, sencillo, rápido y sin pensar en algo más que en ella…Derritiendo mi ser en el vacío perfecto de su partida, de tu llegada, y de mi muerte, que no inicia aquí, sino cuando ella dejó de mirar mis ojos que ahora se pierden en los tuyos.

Te saludo a ti, parca, y me despido sosteniendo tu bastón, mi fugaz vida en tus manos, tu éter en mi lengua, y en mis labios el sabor no olvidado de un vientre canela que desnudo ante mis ojos fue la fuente de mi vida…Y pensando en él, caigo en tu vientre, que desnudo ante mi inconsciencia, es la fuente de mi muerte.

Vístase de luto el llanto
Vístase de seda la soledad
Pues muere la virtud
Muere la vanidad…
Muere tú justo ahora, cuando falta claridad…

Y a vos, Jeimy…Perpetuadora inmisericorde de cuanta muerte ha existido en mi diminuta existencia…A vos esto, porque aunque no supe quererte de la forma que a ti te gusta…Siempre y ahora, te quise con todo el corazón, y de la mejor forma que supe y pude…Amor no me faltó ni me falta…Me faltas vos.

“Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo. Tus ojos
serán una vana palabra,
un grito callado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sobre ti sola te inclinas
en el espejo, oh esperanza querida,
ese día sabremos también nosotros
que eres la vida y eres la nada.

Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como dejar un vicio,
como ver en el espejo
resurgir un rostro muerto,
como escuchar unos labios cerrados.
Descenderemos al abismo mudos”

Pavese

Vaivén

“El vaivén de la vida y sus aconteceres...aquellos que no entiendes, aquellos de los que reniegas...El vaivén de la vida...Y, lastimosamente a veces, el vaivén de tu alma

Quise que fueras tú…

 0face3 Me sobraban las ganas de tenerte a ti en mi cama, me sobraba el deseo de aparecerte en su lugar y de despertar en la amable ilusión de tu cuerpo desnudo…Pero la encontraba a ella aún después de los parpadeos, aún después de mis esfuerzos por hallarte a ti.
Los besos eran fríos, tanto que al sentirlos se entumecían los labios y se abrían los ojos, sólo para asegurar que ese lugar no era el correcto y que la compañía no era más que un simple desvarío, una incoordinación de mis sentidos, un allanamiento a mi corazón. Sentía que debía retroceder, sentía que debía paralizar el estado de embriaguez para regresar a mi conciencia…Pero necesitaba caer, necesitaba golpearme, necesitaba sentir de nuevo, necesitaba tener algo que no logré por más que lo busqué, porque creo que no sabía lo que era…Quería sentir, sólo eso, sentir…

Habían unos labios ajenos a tu boca, unas manos ajenas de las tuyas, y el latido de un corazón por completo desconocido…Me manché de una pasión tan marchita como la que apenas recuerdo que me llena de ti. Alguien me alcanzó, alguien rozaba mi ser y me pensaba aún cuando yo sólo te pensaba a ti desesperada por tener algo de tus memorias en ese abrazo extraño; tan extraño como lo fui para mí misma, que me aferraba a su piel como arañando la tuya.
Te amé en mi cabeza, y descendiste sobre mi superficie como rociando agua tibia en ella, cerré mis ojos hasta que te encontré en esa oscuridad que me cubría…Sin embargo, no te sentí, y por no sentirte fue que mi sexo no se estremeció; por no sentirte fue que me ahogué en lágrimas hasta romper en un llanto meritorio de tu ausencia, ausencia que desprecio y que ahora niego, pues anhelo decir que aquellos besos eran tuyos y sus caricias de tus manos.

Hice el amor contigo, eso me dice el corazón; pero más allá de eso, tirito de rabia al haberme entregado a una distancia tan remota de tu realidad, porque no eras tú, aunque pensaba encontrarte allí…Porque esperaba hallarme a mí misma sumida en esa timidez que nacía de verme entre tus ojos, cubierta sólo por tu mirada. Esperaba sentir tu tibio aliento sobre mi cuello y entre mis piernas, esperaba inundarme de tu sudor y en ese orgásmico bienestar proveniente de la magia de tus manos y de tu boca…Pero no estabas allí.

Me engañé, y resbalé en un error que ahora trato de negar…
Sucedió, lo admito, pero para mí el hecho se transforma en un intento, uno de llenarme, de sentirme plena, de descubrirme de nuevo en alguien…Pensé que te irías de mí pero te quedaste, demostrando que no sólo no puedo olvidarte, sino que no quiero y no puedo sentir si no estás tú, en mí, conmigo y para mí.

Trataba de engañarme…Pero, el ser no se engaña a sí mismo…Aún te amo…

Sólo a ti te vi
Sólo en ti pensé
Es parte de amarte
Es parte de no olvidarte

Quise que fueras tú…Pero tú, no estabas…

Queda…

hopebyfrixinjt4

¿Cómo podría pedirle a la vida una casualidad como la tuya, si las casualidades contigo no existieron?
Si fuiste una sorpresa de un día de invierno convertido en la primavera más veloz de la hipócrita historia de esta tierra que entre los pies se nos pierde.
Si fuiste la maravilla de verano derritiendo y deshaciendo a su paso aquellas barreras de frío y de plomo que recubrían mi corazón…Armaduras que ansío poseer y que añoro en mis entrañas para cubrir esas heridas que malgastan el valor que aún queda, el impulso que aún permanece. Me has quedado tú, inundada entre la sangre y carcomiendo mis sentidos, como una sanguijuela absorbiéndote mi esencia y con ella mi vida. De ti un estúpido recuerdo es el que queda, y tan estúpido es, que carga conmigo de un lado al otro llenándose de absurdas esperanzas de recuperarte…Esperanzas que como parásitos se alimentan de mi voluntad y me dejan vacía ante ti, ante ti que no tienes nada que ver con el vacío que irónicamente me llena; ante ti que no eres nada más que un simple recuerdo en el pasado, o una simple expectativa en el futuro…Futuro incierto si lo preguntas, pasado feliz pero remoto si es que lo piensas cuestionar.

Te me fuiste en una tarde de agosto sin esperarlo, partiste con las hojas de otoño como esperando el florecer de tu vida en otras manos…Regresaste tu mirada para ver crecer aquel invierno que sin tu aliento congeló mi amor en un estado de pura incondicionalidad. Entonces resulta que estoy aquí, sentada, de pie, despierta o dormida...Soy un papel, una veleta, soy el viento...Soy lo que dejaste y por lo que no regresaste, soy una pérdida vana de miseria y de llanto; un río de melancolía tan profundo que ahoga…Una diligencia menos, y tú, mi asunto pendiente…

Quedan los nudos en la garganta al verte sonreír.
Queda la impotencia al verte caminar.
Quedan las ganar de correr tras de ti…Quizás de huir, quizás de esconderme…
Quedan las ganas de morir y de perderme…Porque de perderte a perderme…Esto, esto es lo que queda…

El contrato

fghgjhgf Que conste en mi sangre, y de mi sangre a mi corazón, que las bellezas que descubrió mi pasión en tus piernas y entre ellas son ajenas a mi pasado y hasta mi futuro esperarán para embarcar el olvido de tu boca, de tu piel, de tu carne y de tu ser.
Que conste en mis manos el temblor de tu caricia y el miedo profundo más que de tocarte, de no tenerte, porque por no tenerte es que no te toco y por no tocarte es que la inquietud no calma las egoístas llagas del amor enclaustrado entre nudillos cerrados.
Que conste en mis ojos que por verte a ti no he visto, o queriendo, no he podido ver ningún otro rostro sin que me recuerde el tuyo, empapado de sonrisas o embadurnado de ternura.
Que conste en mi lengua la palabra no pronunciada en tu presencia y los gritos silenciados por tu ausencia…Que se derritan entre saliva los infinitos azúcares que de tus labios emanaban hasta saciarme de la dulzura que por ser efímera es que permanece.
Que conste en mi frío aquel calor taciturno de tu siempre anhelada presencia, aquella imaginada y recreada entre sábanas y almohadas, aquella que de silueta en silueta se mezclaba con mis ganas para convertirse en mis mantas…Tus manos invisibles esparciendo olores entre celosías de cristales marrones, oscuros como tus ojos, pero tan claros y transparentes como el amor en ellos.
Que conste en mis mejillas que este dolor por ser efímero no se ha olvidado…Y por no olvidarse es que no es efímero…Es un amor de aquellos que duelen entre sangre y lágrimas, de aquellos que escriben con agujas sobre el corazón…Un corazón que no destila vino rojo sino amor escarlata, tanto como esta angustia, tanto como este dolor.
Que conste en mis palabras que no escondo más de lo que podría decir en verso o de verso en verso, en poema…Pues eres tú mi ilusión y por serlo eres mi metáfora, y por metáfora te entiendo hermosa y por hermosa casi que imposible…

Constará en mi contrato que te amaré de día y de noche, en lluvia y en sol…En vida y en muerte; y serán mis versos tal como has sido tú, implacable en mi vida, poesía prohibida…Aquella encantadora ironía a la que habría de entregarme. Un contrato de sangre y de sal. De sangre para morir por ti, de sal para no olvidar que lo he hecho…Y de éter, uno que consuma mis suspiros y los guarde eternamente en aquella bodega que guarda para ti lo mejor de mí…Y lo que para mí ha sido lo mejor.

Este contrato…
Un contrato a muerte que sólo supo regalar vida

Cierra los ojos…

387580766_small De todo aquello que podría mi alma pedirte, me conformaría con que simplemente me recordaras…Como si en tu vida mi presencia hubiese sido más que un suspiro y no menos que el más profundo de ellos. La poesía se resume en tus labios, en la poesía de tu existencia y en la metáfora limpia que guarda a tu corazón. Aquello que yo logro recordar de ti es mucho más de lo que en mi sano juicio podría abarcar, y no es lo que de rodillas imploro para tu conciencia.
Pido que me recuerdes tal cual fui contigo, como aquella luz que en tu vida habría iluminado incluso las distancias más remotas y oscuras; como el agua que bebían tus poros cuando de ellos te alimentabas y de mi boca respirabas…Pido que recuerdes el escalofrío que invadía tu presencia cuando la mía te tocaba…Pido que cierres tus ojos y me mires en ellos en el momento que más extrañes de este amor que aún permanece congelando e hirviendo…

No te pido que me ames, te pido que me recuerdes…No te pido estar entre tus ojos pero al menos busco que veas los míos en algún momento de tu vida…

Recuérdame un poquito…Vive ese recuerdo, y ten presente que por cada eternidad estarás en mi mente, en mi corazón, en mi alma y en este gran amor…Siempre.

Así que…Cierra tus ojos, y enfócate, víveme por un momento…No por considerarme, no por representación mía en ti, no por detalle o por una cosa más…Sino por lo que fui por y para ti, por lo que viste en mí, por lo que vi en ti…Por este mundo creado por tus cimientos dentro de mi corazón…Por todo y por nada, por lo mucho y por lo poco…Quizás por lo que pudo ser…Pero por favor…Mantén presente ése corazón que con nobleza y entrega te ama…Y ante todo…Siempre te recuerda…

En mis labios

 THELWORD

El roce inesperado de tu boca cálida con aquella otra que te esperaba ansiosamente para sentir una sensación más anónima que la timidez…
Las manos llenas del deseo puritano de quien se concebía en un mundo nuevo totalmente instaurado a través de tus pasos…
El silencio que gritaba e imploraba la atención de tus labios que finalmente llegaron a su destino…
La electricidad circundante en mi pecho y el temblor en mis piernas que nacían de esa fuerza sobrenatural inscrita bajo tu nombre…
La clandestinidad del momento que nos regaló la seguridad de no ser observadas porque el mundo se redujo a la nada…
La insistencia del amor buscando sentirse seguro en el resguardo de una distancia inexistente…
Allí, en un beso

Tú, hermosa y nerviosa ante un deseo desconocido para la inocencia que te necesitaba; tú en tu seguridad y en u vigilia constante de mi boca, como si en ella se hubiese extraviado tu corazón…Y quizás en ella residía su latir, quizás en ella encontraba un pálpito de vida, mientras que los demás se conformaban con llenarse de tu sangre…Sangre que, como la mía, hirvió de emoción y calló al enmudecerle el horno sublime de tu boca.
Un primer beso de muchos aunque no uno como los demás, porque con éste sellaría yo mi espacio y reventaría la armadura de la distancia que me alejaba de tu persona, de tu figura y geografía…De ése país que aventura tras aventura descubrí sin el temor absurdo de hallarme perdida en terrenos desconocidos e impíos. Pues tu alma se me regaló aquel día y la mía se estacionó en la entrada de ése portal maravilloso dirigido por tu carne y por la sensación de hallarle cerca de la mía.

Un beso…En mis labios, en los de nadie más, sólo en los míos; la penumbra de la tarde oscureciendo, la soledad de una habitación vigilada; y ésa extraña sensación de pertenecerle al miedo, uno no de ti, sino de tu ausencia…Aquella reacción de timidez y de espanto ante lo desconocido…Las miradas rebuscándose y las manos luchando por esconderse entre cojines y roces fortuitos…El sudor entre los dedos y en las ganas del corazón de arrancar de tu boca el éxtasis infinito que empieza con el beso y termina en la inmensidad de tu abrazo cálido envuelto en ésa orgásmica sensación de ser tuya desde mi corazón hasta mi sexo.

Aquella figura de desesperación y de confusión al hallarme sentada al lado tuyo sin saber lo que pasaba, sin tener conocimiento previo al acontecimiento…Llenándome de preguntas y encontrándote como mi respuesta, una pedida a gritos y encontrada en silencios…Tus ojos buscando los míos como armando nudos que acercasen de nuevo el temor a la dicha enmarcándonos en un momento mutuo, en uno de tantos, pero único como cada uno de ellos…
Un momento de ti, de mí, de las dos, un momento correspondido entre frases tímidas de romanticismo…Un momento de pedir de nuevo tus labios en mis labios…Pero sin sentirme perseguida mas que por la dicha del rayo que me atravesara de pies a cabeza dejando ahogada mi voluntad ante ése deseo que hasta ahora se torna infinito, tanto como mi amor por ti, tanto como mis ansias de tenerte…Tanto como hallarme de nuevo acorralado entre tus brazos con la única escapatoria de tus labios…De tus labios en mis labios…

Te amo