Cuatro paredes

2239147891_cc74e025e4 Cuando amas, supones que estás construyendo una habitación, cuatro paredes, cuatro rincones y un cielo raso que impide al mundo entrar en vera de tocarte, de hacerte daño. Pero, contigo aprendí a construir castillos, tan amplios y majestuosos como la misma fortuna de haberte encontrado, logrado y amado tanto como nunca había amado antes. Tu corazón se convirtió en los cimientos de nuestro suelo, soportando con valentía admirable las estructuras de nuestro acorazado hogar, cuya célula primordial serían las sonrisas y el cariño brindado. Así éramos, así eras, así era.

Pero falló la construcción, los muros se vinieron abajo aún cuando no estaban finalizados, se deslizaron como gotas de agua sobre un ventanal y nos dejaron descubiertas ante el invierno, el frío y el calor...Nos deshicimos por completo, quedándonos únicamente cuatro paredes. Los intentos se volvieron repetitivos, y a nuestra compañía se sumaron seres extraños que invadieron nuestra fortuna para arrebatarla de nuestras manos, y éstas, dejaron de sostenerse para enfriarse, para perderse...Para no encontrarnos.
Debimos fortalecer esos muros, alzarlos como una fortaleza y elevarlos hasta el cielo que no nos costaba tanto alcanzar...Era sencillo, era simplemente cuestión de fe.

Ahora, después de verte partir convertida en estrella fugaz, mantengo la mirada fija en el cielo para encontrarte de vez en cuando, en insomnio, en desvelo...Acompañas mis pesadillas y mis más valiosos sueños mientras que yo busco arrancarte de mis recuerdos y memorias –Que deberían ser tan fugaces como tú –Pero eres la recidiva de mi más grande enfermedad y de la humedad que recubre estas cuatro paredes que me encierran en un sitio lleno de ti, hecho por ti y para ti. Mis manos no dan abasto a la tarea de hacer fortalezas, así que pensar en un castillo sólo me inquieta y me llena de los deseos más profundos de verte caer del cielo nuevamente para convertirte en mi luz propia, en mi astro central...

Me has dejado paralizada en el vacío oscuro de tu ausencia, pero permaneces visible, y eso amarga la poca dulzura que le queda a mi vida, porque aunque frente a mis ojos te mantienes, para mis manos te alejas... ¿Y entonces? Entonces, me quedo sin nada, con la posibilidad pero sin la capacidad.
Son cuatro paredes que desde afuera haces irrompibles, cuatro paredes que has levantado tú para impedirme salir de ellas, o mejor, para impedirme llegar a ti. Cada día surge una capa más de adoquines reservados por tus reproches y arenilla de tus palabras.

Hace frío y está oscuro, me tiemblan las manos y el corazón apenas late...El oxígeno se agota y me quedo vacilando en la nada, oculta del mundo y de mí misma, perdida y con el desconsuelo colonizando mi esperanza de ganar alguna vez. Invisible para ti...Y vacía...Llena de nada, llena de ti.

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