7 de septiembre: No sé quién soy.

Pasé toda la noche en casa de María. Hablé con ella, le conté la historia, lloré todo cuanto pude,...no sé cómo llegué al acuerdo de que nos debíamos encontrar para hablar...para aclarar las cosas. Esa noche no dormí. Recuerdo que llovió, tenía vista de la ciudad desde la ventana de la habitación que me habían favorecido,...no pude dejar de lamentarme, no paró de llover, y yo no paré de llorar.
Esperé con rabia y desesperación que llegara la 1 de la tarde del 7 de septiembre. Con la misma ropa y el mismo sentimiento del día anterior, salí caminando de casa de María, quien me despidió con un abrazo que sería mi único abrigo por los siguientes...siempres. Tomé un autobús, me dirigí al lugar al que siempre íbamos cuando estábamos celebrando nuestros aniversarios, meses, días, años...y allí, con una vestimenta extraña, Milena me recibió en llanto.
Me senté a su lado, en silencio, esperando que la calma llegara a ambas,...
Me contó la historia de Lucha, del día que se desapareció, de la mentira,...y finalmente "No sé quién soy". Que no sabía lo que quería, que al mirar hacia el futuro sólo veía algo negro y oscuro, que ya no me veía en su vida, que, de hecho, no veía nada, que no sabía quién era, que yo llevaba más de un año con un "falso self"...que no sabía que estaba pasando, que estaba explorando nuevas cosas para tratar de encontrarse...
Entre ella y yo e formó un turbulento remolino,...recuerdo sentir que todo daba vueltas,...algo así como una ilusión que te traga, te mastica, y te suelta.
Pasó tanto tiempo, que se hizo de noche,...la versión del día era que mi novia no había existido, que la persona de la que me había enamorado era una mera imagen que ella había formulado por y para estar conmigo, pero que no era real. Ésa fue la versión de ese día, pero no sería la única,...y esa, esa es otra historia.
La noche culminó con un llanto compartido; ahora que lo pienso, no tengo idea de ella por qué lloraba,...por lo que me decía, a mí se me estaba acabando el mundo, y el de ella apenas empezaba.
Llevaba un short que apenas si le tapaba la pierna, unas medias de malla, una camisilla negra con una camisa de cuadros encima,...manillas y anillos que no le conocía, un piercing nuevo en su oreja izquierda,...esa no era ella.
Desconocí totalmente a esa mujer, por cómo se veía, por cómo hablaba,...
Rompí en un ataque de rabia, me quité las manillas que habíamos considerado símbolos de nuestra relación, se las tiré...y entonces ella dijo "Ves? Me lo haces muy fácil, por eso es que no estoy contigo". Esa frase la he escuchado y leído demasiadas veces en los últimos tres años,...cada día que pasa se vigoriza más y más su significado.
Yo se lo hice fácil,...para ella siempre fue fácil irse, por mí.

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