6 de septiembre (La realidad)

La amaba, puedo decir y asegurar eso. Es un hecho, era un hecho. Es una realidad, era una realidad,...Cada pequeña parte de mí vivía por ella y para ella,...ésa también es una realidad.
Pero, había cortado, roto, terminado, eliminado, nuestro lazo, nuestras vidas, nuestra ilusión,...y con ello...la realidad fue otra.
Amaba verla jugar fútbol. Era portera; había iniciado siendo suplente, pero con el tiempo fortaleció tanto sus habilidades que se ganó la titular. Por eso, y a pesar del rompimiento, hice una elección, ir a verla, por última vez,...darle mi apoyo,...y hasta aquí llega cualquier intento de poesía.
El partido se jugaría en las instalaciones de la Universidad, lo sabía,...
Me la jugué, tomé un bus y me dirigí hacia mi Alma Máter,...caminé hasta el coliseo. Recuerdo que todo estaba temblando, mis manos, mis pies,...y tenía un deseo demasiado fuerte de llorar. A medida que iba caminando, pensaba en qué podría pasar...pero nada ni nadie me iba a preparar para lo que seguía.
Al llegar a las puertas de entrada al coliseo, la vi,...estaba recostada sobre las piernas de alguien a quien conocía,...una memoria remota se aproximó a mí...no recordaba su nombre, pero sí recordaba la referencia a ella.
Recuerdo que me miró sorprendida, se acercó, y con una sonrisa nerviosa en su rostro, me saludó...hasta el momento, ése sería el saludo más frío que me podría brindar ella, la mujer que amaba, la mujer a la que hace menos de 8 días llamaba "novia",...la chica de mis sueños, mi prometida por palabra, hecho y petición,...
Salí corriendo, no sé por qué,...todo en mí quería salir corriendo,...tomé el teléfono y llamé a mi hermana, le conté lo que había visto, y en un intento de tranquilizarme me dijo "uno abraza a cualquiera, uno se acuesta sobre cualquiera",...No tiene importancia, pensé.
Volví a acercarme al coliseo, esta vez, la llamé, le deseé suerte en el partido,...pero le notaba con algo de afán,...salió corriendo como si hubiese olvidado algo,...no sé por qué, la seguí, cuando la alcancé, noté que le había brindado un beso a su acompañante,...pero, sin la certeza del lugar en el que tal beso se posó, me acerqué nuevamente a ofrecerle lo de siempre, cuidar sus pertenencias,...accedió.
El partido dio inicio, busqué entre las graderías la barra de siempre, las otras chicas del equipo que no iban a jugar,...me senté, puse su maleta a mi lado, y empecé a observar el partido.
Las cosas iban bien,...no había ganado la titular para este juego, así que estaba sentada en la banca, debajo del lugar donde yo estaba sentada.
Entonces, sentí algo que nunca había sentido,...ese deseo inmaduro, esa duda que apuñala por la espalda, esa desconfianza,...ese deseo de...mirar, buscar, saber,...y cedí ante él. Todavía temblaba, quizás era miedo, quizás era un dolor premeditado, no lo sé. Con ese temblor, tomé su maleta, saqué su móvil, ingresé a la opción de mensajes...Y allí, justo en esos momentos, en ese minuto, en ese segundo, en ese instante, mi alma se rompió como nunca antes, como jamás en la vida, como si un relámpago hubiese descendido a través de mí,...todo se rompió.
"Aún no puedo quitarme el olor de tus ríos" "Humedad" "Dedos" "Sexo"...
Estupefacta, en una pieza, sin razón, enloquecida,...embebida por una furia indescriptible...
En medio del golpe, quise preguntarle a alguien qué significaban esas palabras,...me miraron con pena, como si fuese un ser patético abordando un final que ya debía estar conociendo,...pero que llegó en medio de una farsa,...de una mentira, de un acto cobarde.
Tomé el móvil, y con una furia que me envenenaba, bajé las escaleras, me acerqué a la banca de suplentes donde ella estaba...le tiré en sus piernas la prueba de su infidelidad, de su partida, de mi odio, de mi rabia, y le grité en medio de sollozos de tristeza y agónica desilusión: ¡Mentirosa!.
Comencé a buscar en las graderías a la otra persona...corrí hacia ella, y con la voz quebrada y el rostro envuelto en un mar inconsolable, me senté a su lado y pregunté por su nombre,..."Lucía, mucho gusto"...me extendió la mano, y respondí, "Mucho gusto, Alejandra, hasta hace 8 días la novia de Milena". Me miró a los ojos y con gran preocupación dijo "No sabía".
Lucía, sí, mejor conocida como Lucha, mencionada por unas viejas amigas en otra época,...mencionada por mi novia, hace menos de un mes. Había reaparecido después de mucho tiempo. Mi entonces pareja, me había comentado el momento en el que se habían encontrado, y puso a prueba sus propias opciones.
En varias ocasiones, me había dicho que personas bastante interesantes se aproximaban a su vida,...sabiendo que ello representaba un riesgo para la relación, muchas veces le pedí que se alejara de tales personajes, sin dudarlo, lo hacía. Pero esa vez, fue diferente. Era una vieja amiga, le pregunté si podía confiar en ella, me dijo que sí,...que sólo eran viejas amigas...Pero jamás mencionó que eran amigas con una historia sin resolver,...olvidó esa parte,...y esa fue la parte que vino a mi cabeza.
Esperé a que el partido finalizara; durante casi una hora estuve sentada detrás de una de las porterías,...llamé a mi hermana, quien me dijo que era de esperarse que sucediera tal hecho,...sin tener un consuelo más cercano, llamé a la mejor amiga de ella,...rompí en llanto, como una niña pequeña,...como si mi juguete favorito hubiese desaparecido, me llenaba un dolor que no podía describir,...dolor, angustia, mentira, infidelidad, rabia, ira, decepción, desilusión,...eso era, desilusión.
La persona en la que más confiaba, la persona que más me conocía, ella, esa niña...había fraguado todo un espectáculo de casi 15 días para terminar conmigo haciéndome ver como la culpable, mientras ella se adornaba, en el facilismo de la infidelidad, cada resquicio de su humanidad.
María, así se llama quien recibió mi llamada, me dijo que lo más adecuado era acercarme a ella y pedirle una explicación. Así lo hice.
Al acercarme, le pregunté por los mensajes, pedí una explicación, le exigí que hablara conmigo,...pero me miró a los ojos con gran desdén, diciendo: "Yo no voy a hablar con ud., yo vine con ella, y con ella me voy a ir"...
Ese día, como casi todos los días, llevaba conmigo el reloj de bolsillo que me había regalado de cumpleaños,...lo arranqué de un tirón, se lo lancé...y salí corriendo.
Tomé mi móvil, remarqué,...de nuevo con su amiga,...me pidió que fuera a su casa, que habláramos, que me desahogara. Le dije que era extraño...pues no era cercana a mí sino a ella...me dijo que si algo podía hacer era brindarle un abrazo a un corazón roto,...
Salí de la universidad, tomé un bus,...fui a casa de la mejor amiga de mi ex-novia,...qué tan raro puede ser eso?...
La sucesión de hechos a continuación, son otra historia.
Para hoy, no queda más que extenderse en llanto,...un llanto quizás antiguo, pero no por antiguo, poco doloroso o vacío de pena.

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